Lejos de haber
acertado en sus pronósticos, María Ines Mato fue
convirtiéndose con el correr de los años en una figura
irrepetible dentro de la natación mundial de aguas
abiertas.
Su vida cambió por
primera vez a los cuatro años cuando perdió parte de su
pierna derecha, tomando dos años más tarde contacto con
el agua. El segundo momento trascendente lo vivió a los
27 años cuando retoma el nado pero desde otro lugar.
Comienza a participar en competencias de largo aliento
realizadas en ríos, lagos y mares.
En el año 1995 se
pone bajo las órdenes de un entrenador de lujo, Claudio
Prit (un cuádruple campeón mundial) y comenza a trabajar
duro con la meta puesta en agosto de 1997, año que
habían definido con su entrenador como "el año del
cruce", ya que intentaría cruzar el Canal de la Mancha".
Tenían dos años y medio por delante, de allí en más la
pileta del CENARD se convertiría en su segundo hogar.
El 25 de agosto de
1997, con 32 años cumplidos, su sueño se hizo realidad:
nadó 48 kilómetros desde Dover, Inglaterra, hasta
Wissant, Francia, en 12 horas y 48 minutos.
Paradójicamente había decidido retirarse una vez que
alcanzara el tan ansiado logro; pero la vida tenía otros
planes para ella.
En la Fundación
Salud comenzó a realizar experiencias meditativas que la
ayudarían a encarar los desafíos futuros en las heladas
aguas del norte y sur.
En julio de 1999,
cruzó el Estrecho de Fehmarnbelt del Mar Báltico, y
entró en los récords del Guinness por hacerlo en poco
más de 11 horas. En agosto del año siguiente, nadó
durante casi 9 horas alrededor de la Isla de Manhattan,
cuando todavía estaban las Torres Gemelas.
Entrenó en el lago
Argentino, en Calafate, y en el Beagle después. Su
confianza para luchar y vencer a las aguas frías del sur
reposaba en las historias que había escuchado sobre las
mujeres de las tribus Yamanas, las cuales vivían en el
Canal de Beagle y solían nadar sin otro abrigo que su
propia piel.
El 3 de marzo del
2001 se transformó en la primera mujer que cruzó el
Canal de Beagle a nado sin protección térmica. Nadó los
3.000 metros con un viento en contra de 40 kilómetros
por hora y con una temperatura del agua de 7,5º. Se
vistió con traje de baño, gorro de goma, anteojos de
natación y se untó la piel con grasa orgánica. Una
trayectoria que debía ser realizada en media hora se
transformo en una dura prueba de 1 hora y 20 minutos
debido al viento y a las corrientes.
En el 2003 nadó en
la pared sur del Perito Moreno y en el Ventisquero Negro
en Bariloche (con aguas a 0,8 grados), siendo ésta parte
de su preparación para encarar la hazaña de la Antártida
realizada el 6 de febrero del año 2006.
El cruce de las
Malvinas constituyó el logro
culminante en la carrera de esta deportista
que supo desafiar todas las limitaciones
demostrando que con trabajo, perseverancia y
decisión, aún las metas más difíciles pueden
ser alcanzadas.
Carlos Davis
Fuente: El Depornauta - Deporte
Marplatense
NdR: María Inés Mato tiene su website en
www.mariainesmato.com.ar