Bandera de la Ciudad de Buenos Aires

Kiosco de La Floresta y Locomotora La Porteña

  Escudo de Floresta

Floresta: nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288

CONCURSO LITERARIO Y DE INVESTIGACIÓN SOBRE EL BARRIO

Entrega de premios en el Corralón

31/12/2007 - El sábado por la noche fue una jornada especial en el ex Corralón Municipal de la calle Gaona. Comenzó con el recuerdo de Maxi, Cristian y Adrián al cumplirse el sexto aniversario de su asesinato (estuvieron presentes Silvia, la mamá de Maxi, y Elvira, la mamá de Cristian), y continuó con la entrega de premios del "Concurso Literario y de Investigación Histórica" que organizó la Asamblea Barrial de Floresta junto a los docentes de la UTE y con la participación y patrocinio del Museo de Floresta y la Dirección de Desarrollo Socio Cultural del CGP 10. Al final de la jornada hubo un brindis del cual tomaron parte los asistentes.

La idea del concurso fue doble: por un lado propiciar la investigación sobre distintos aspectos del barrio, y por otro brindar un espacio donde los vecinos más creativos y talentosos pudieran escribirle al barrio desde el sentimiento y la emoción. En este aspecto el momento más especial de la noche estuvo a cargo del Sr. Santos.

Orlando Santos, director y alma mater del grupo de teatro popular, callejero e independiente "El Épico de Floresta", tuvo a su cargo la lectura e interpretación del trabajo ganador en el rubro "Texto Litarario". La obra premiada fue "Espectador" de Pablo Sebastián Vannoni.


Anahí Aizpurú, Orlando Santos y Mabel Sampaolo

El trabajo de Pablo emocionó a todos los presentes por lo creo que es de interés ponerlo a consideración de los lectores de La Floresta:

Espectador

Cuando era chico dos cuadras representaban una eternidad. Las desmedidas precauciones maternas convertían al simple acto de cruzar la calle en una de las más audaces y heroicas decisiones de la vida. Por eso, a los siete años, me conformaba con jugar en cien metros de vereda, entre San Blas y Juan A. García, siempre a la vista de ella. Pero más allá había otro mundo, existía un universo que acaparaba mi atención y despertaba mi latente curiosidad.

El sábado era un día arrancado del calendario y teñido de matices que lo depositaban en un selecto pedestal. La gente no era la misma. Las calles no eran las mismas. Los espacios olvidados que dejaba el escaso tránsito eran abordados por el olor a asado que desprendían las paredes vecinas.

Una vez que las panzas colmaban sus capacidades y los vinos se refugiaban en la sangre, el panorama del barrio se tornaba mágico. Una señal inexistente daba el puntapié al hormiguero que regaba de gente las calles. Esos señores grandes que en la semana se perdían en el trajín laboral, aparecían de repente con un semblante de satisfacción y regocijo. Hermanados iban, derecho por Chivilcoy, a ese mundo dos cuadras más lejos que sólo conocía en su inmediación.

Remeras blancas y negras, gorros blancos y negros, banderas blancas y negras. No era falta de creatividad ni se debía a idiosincrasias austeras, la causa era más profunda. Una mística intangible los unía incondicionalmente en ese rito sagrado.

Sentado en el escalón de la puerta de mi casa, sólo miraba. Lo fabuloso era la previa, ese preparativo de algo que no me interesaba tanto como el preparativo mismo. Sabía que más allá, en otro mundo, se gestaba una fiesta para personas privilegiadas que unían su pasión de manera inquebrantable.

Mi atención se acentuaba cuando un chico iba sentado en los hombros de un mayor, no sólo porque recordaba a los perdidos en la playa, y por ende a mis vacaciones, sino porque existía entre ellos un vínculo que excedía a las palabras. Expresiones corporales, gestos, miradas profundas, matices de sentimientos colectivos que brillaban en la cuadra y encandilaban mi existencia.

Y otra vez el vacío. La cuadra carente de vida. La gente guardada. Sólo señoras con bolsa en mano ajenas a lo que allí se respiraba. Pero no me movía, faltaba un tramo esencial de aquella vivencia. Más allá de las copas de los árboles, cerca del cielo, emergía el canto preciso de una masa festiva. De nuevo piel de gallina. Mis sentidos más sensibles que nunca devoraban los estímulos que ante mí se presentaban. Conocía todas las canciones y las partes que no entendía las inventaba, experiencia que uno adquiere en el colegio ante la necesidad de cantar el himno con palabras incomprensibles para la edad. Si tenía suerte, si algún inspirado delantero o un errático defensor lo permitía, un estruendoso grito de gol terminaba de enmarcar esos sábados imborrables.

Un año más tarde, con ocho cumpleaños en mi haber, mi viejo que vivía distante a la pasión del futbol propuso llevarme a la cancha. Yo me sentía preparado, era un hombre con derecho a participar de aquella fiesta. Ese día, aferrado a la mano de mi papá y disimulando mis nervios, nos unimos a la masa selecta y nos perdimos dos cuadras más allá de mi casa. Ese día, dentro de un mundo que sólo conocía en su gestación, comencé a escribir una nueva historia.


Pablo Vannoni - 1º Premio Categoría "Texto Literario"

A continuación Mabel Sampaolo, de la Asamblea Barrial de Floresta y conductora de la entrega de premios, hizo entrega de las "Menciones especiales" que recayeron en:

  Susana Figueroa con su obra "El mantel"
  María Cristina Ibañez por su trabajo "La Yoli"


Carlos Monestés de la Asamblea junto a Susana Figueroa

También obtuvieron menciones:

Floresta globalizada
  Sergio Agunín por "De los dulces al paseo de compras"

Floresta Histórica
  Elida Juana Metetieri por "No despierten al gigante dormido"

Infancia en Floresta
  Viginia Turano con "Nuestro amigo Corneta"


Miguel Angrisano de la Asamblea de Floresta con Héctor Kesselmann

Floresta antes de Floresta
  Héctor Kesselman por "Floresta mitológica"


Otra vecina galardonada junto a Rosa Noceda y Mabel Sampaolo

Floresta social
  Carmen Liliana Pintos con su obra "Olegario, ángel de Floresta"

Con referencia a la sección de "Textos de Investigación" tuvimos el honor de ser galardonados con el primer premio por el trabajo referido al "Casal Calviño, una escuela del barrio".

El segundo premio fue para Gabriel Ávalos por su trabajo titulado "Raíces".


Gabriel Ávalos, premiado junto a sus hijos

Hubo una mención especial para Susana Inés Pose por su elaboración sobre "Floresta turística".

Luego de la entrega de premios se efectuó un brindis del que participaron todos los asistentes. Cada cual, en la intimidad de su pensamiento, debe haber expresado sus deseos, formulado sus proyectos, delineado la senda por la cual transitar el año que se inicia...

En este sentido La Floresta desea renovar las esperanzas para que el 2008 nos encuentre unidos, disfrutando de un país más justo, por ende menos violento, más integrado, sin excluidos, solidario y por supuesto más seguro. Puede que piensen que estas son las palabras de un soñador, pero, como diría John Lennon, seguramente hay muchos otros por allí que comparten este mismo sueño. Es cuestión de que comencemos a imaginarlo para que de una vez por todas se vuelva realidad...

Carlos Davis

 

    Volver

29 de Agosto
Día del Barrio de
 Floresta

39.474 hab.
 2.4 km2
(
2.320.158,49 m2)
16447,5 hab/km2

21.395 Mujeres
18.079 Hombres
(Datos julio 2001)

FLORESTA
nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288

LIMITES
Av. Directorio,
 Portela, Cuenca, Av. Gaona Joaquín V. González, Juan Agustín García, Segurola, Mariano Acosta.

PERÍMETRO
7.523,45 m


FIRME NUESTRO LIBRO DE VISITAS