EDUCACIÓN E
HISTORIA
Los 60 años
del Casal Calviño
31/08/2006
- En el día de mañana,
esta tradicional Escuela Técnica del barrio, cumple sus
primeros 60 años de vida. Nacida un 1º de setiembre de 1946,
inició provisionalmente sus actividades en el Parque
Avellaneda, aunque poco tiempo después (el 4 de junio de 1947)
inauguró edificio propio en el emplazamiento actual de Lacarra
621. Su nombre homenajea al benefactor que donó los fondos
necesarios para realizar su construcción. Quiso Calviño
devolverle a la sociedad argentina parte de lo que ella le
había brindado, y ¿qué acción puede ser más generosa y
perdurable en el tiempo que la fundación de una escuela?
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Corría la década
del '40 y el país estaba atravesando una particular expansión
de su industria derivada de la sustitución de ciertas
importaciones. La necesidad de capacitar a la
mano de obra disponible hizo que aparecieran en la escena
pública varias escuelas de oficios en las cuales además de
aprender se
producía. |
Las escuelas fábrica
surgían como una necesidad de tender puentes que
relacionaran, enriquecieran y retroalimentaran los procesos
del saber teórico con los de la práctica concreta.

En las escuelas fábrica
se formaban expertos y técnicos que rápidamente se sumaban a
los puestos de producción; mientras que lo producido durante
el aprendizaje se convertía en elementos útiles para una sociedad que
buscaba repartir mejor sus riquezas y depositaba sus
esperanzas en la promesa concreta de movilidad social devenida
del esfuerzo y la perseverancia.
Así, uno de los objetos
tecnológicos más singulares y característicos de aquella
época productiva fue la máquina de coser "Evita" que la
fundación Eva Perón distribuía entre las mujeres de menores
recursos.

Poco a poco la
institución fue creciendo y también sus pretensiones
formativas. Los expertos se convirtieron en Técnicos, y los
jóvenes que egresaban con una formación integral se
insertaban con buen éxito en la vida ciudadana y productiva.
En esta hora de festejo
y alegría quizá convenga remarcar, por sobre las ricas
historias que poseen todos los que pasaron por sus aulas, el
espíritu noble, sencillo y altruista que movió a su creador
al concebirla y soñarla.
Reivindiquemos pues en
la figura de Casal Calviño aquellas cualidades que deseamos
transmitir a las futuras generaciones. Porque grande no es
aquel que alcanza el éxito material, sino el que puede
compartirlo con aquellos que de alguna forma le dieron las
herramientas y las oportunidades de alcanzarlo y mantenerlo.


Carlos Davis