la ciudad reduce los
obradores en desuso del tren Sarmiento
Midiendo la
calidad del aire
20/11/2025
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La
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), organismo
dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros, y la
Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF)
desarrollaron y patentaron un dispositivo que permite
monitorear la calidad del aire de forma más rápida, precisa
y eficiente que los equipos tradicionales, lo que le otorga
un alto potencial comercial. Se trata de un sensor de
dióxido de carbono (CO2) con tecnología de flujo forzado que
mejora la precisión y velocidad de las mediciones. Es de
bajo costo, se fabrica con impresión 3D y tiene gran
potencial comercial por sus múltiples aplicaciones.
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La patente fue
otorgada por el Instituto Nacional de la Propiedad
Industrial (INPI) y garantiza a ambas instituciones los
derechos exclusivos de fabricación, uso, venta, oferta para
la venta e exportación del dispositivo por un plazo de 20
años. El aparato puede ser usado en ámbitos relacionados con
la salud, industria y hogares. |
El desarrollo
estuvo a cargo del Grupo de Investigación AeroMat, liderado
por Lucio Ponzoni, e integrado por investigadores de la
Gerencia de Materiales de la CNEA y docentes y graduados de
la UNTREF.
El proyecto surgió
durante la pandemia de COVID-19, cuando se hizo evidente la
relación entre la calidad del aire en espacios cerrados y el
riesgo de contagio -recuerda Ponzoni-. Una forma de evaluar ese
riesgo era midiendo la concentración de dióxido de carbono
(CO₂), que generamos al respirar. Cuanto más alto el nivel de
CO₂, peor la ventilación y mayor el riesgo. Aunque ya existían
sensores para medirlo, en general no eran precisos”.
Los sensores de
CO2 tienen múltiples aplicaciones en el ámbito sanitario e
industrial: en hospitales, medios de transporte, oficinas,
escuelas y espacios donde se requiere controlar la renovación
del aire. También se emplean para monitorear procesos de
combustión tanto en el hogar como en plantas de producción. En
el sector vitivinícola, por ejemplo, se utilizan para controlar
la fermentación mediante la medición de oxígeno y CO₂.
Lo innovador del
nuevo dispositivo no radica en el sensor electrónico —que es
estándar y de uso común en el mercado—, sino en el diseño del
alojamiento aerodinámico que lo contiene. Este alojamiento
fuerza al aire del ambiente a circular dinámicamente a través
del sensor, permitiendo obtener mediciones más representativas
del entorno. A diferencia de los dispositivos convencionales,
que son estáticos y dependen del punto donde se instalan, este
sistema mejora significativamente el alcance y la precisión de
las mediciones”, detalla Ponzoni.
El mecanismo
funciona gracias a un sistema de flujo forzado cruzado
complementado con el Efecto Venturi, un principio físico que
acelera el paso del aire al hacerlo circular por un canal que se
estrecha. De esta manera, el sensor puede captar aire de
distintas zonas del ambiente y ofrecer lecturas más precisas y
veloces.
Además, el diseño
del alojamiento dinámico puede fabricarse con impresoras 3D
utilizando bioplásticos, lo que permite su producción en
cualquier parte del país. “Se puede enviar el archivo por correo
electrónico y fabricarlo directamente en un hospital, incluso en
zonas remotas”, destaca el investigador.
El dispositivo
cuenta con alertas visuales y auditivas que se activan al
detectar niveles de CO₂ por encima de los 1000 ppm, valor de
referencia internacional para garantizar la adecuada ventilación
de los ambientes.
Se trata de una
solución concreta que puede mejorar la calidad de vida de las
personas y, al mismo tiempo, tiene un fuerte potencial
comercial”, afirma Ponzoni.
El grupo Aeromat
ya ha patentado otros dos desarrollos médicos: una válvula
Venturi que facilita la intubación de pacientes y un
videolaringoscopio impreso en 3D. También diseñó dos
aerogeneradores. Uno de ellos provee energía eléctrica a una
escuela rural de Guaminí, en la provincia de Buenos Aires, y el
otro transporta agua desde pozos subterráneos hasta tanques de
almacenamiento en El Chaltén, Santa Cruz, con el objetivo de
facilitar la producción de alimentos.
Puntualmente, en
el desarrollo de este novedoso dispositivo participaron, bajo la
dirección de Ponzoni, los investigadores Julieta Ganiele y Sara
Montenegro (CNEA), Santiago González y Gabriel Serrano
(Instituto Sabato – CNEA), junto con Matías Caccia, Florencia
Lucero y Alex Merel (UNTREF).
Fuente:
Comisión Nacional de
Energía Atómica