Basílica Santa
Rosa de Lima
La Basílica Santuario
Nacional de Santa Rosa de Lima es un templo católico
(inaugurado en octubre de 1934) que se encuentra en el cruce
de la Avenida Belgrano con la calle Pasco. Fue obra del
arquitecto Alejandro Christophersen, quien le dio un estilo
que él catalogó como "románico-bizantino de Perigord"
habiéndose inspirado en la Catedral de Saint Front en
Perigueux, Francia. Esta elección se debió, en parte, a que
fue voluntad de sus principales donantes, como María Unzué
de Alvear.
La cúpula está
sostenida por 18 columnas de mármol Cipollino griego de
tonalidad verde, haciendo juego con los zócalos y frisos
revestidos en mármol Tynos. Destinada a recibir un fresco en
su bóveda, originalmente fue de revestimiento de piedra. La
cúpula termina en una linterna en forma de torre que provee
de luz al templo. También las pilastras y columnas de sostén
de las galerías y el coro fueron realizadas en Cipollino.
Automóvil Club
Argentino
La sede central del
Automóvil Club Argentino (ACA) fue proyectada en 1940 por
arquitectos integrantes del movimiento racionalista
argentino sobre un terreno ubicado en la entonces Avenida
Alvear (desde 1950 denominada Avenida del Libertador). En
dicho solar había funcionado, desde fines del siglo XIX, el
restaurante Armenonville.
El nuevo edificio se
inauguró el 27 de diciembre de 1942, ocupa una manzana
completa y se compone de dos sectores bien diferenciados.
El lado del edificio
que da a la Av. del Libertador es la sede social, que está
integrada por un monumental edificio cuadrangular de planta
baja y doce pisos. Su fachada, con ventanales verticales,
está revestida en dolomita.
En el noveno piso
funcionó un restaurante y salón comedor que con el tiempo
terminó clausurado. Desde este piso se realizará la visita,
enriquecida por el acceso a unas vistas majestuosas de la
zona palermitana cicundante.
Fundación Pablo
Cassará
El 18 de junio de 1984,
en la ciudad de Buenos Aires, se crea, en memoria de Don
Pablo Cassará, la entidad de bien público Fundación Pablo
Cassará con el objeto de realizar una obra de interés
general destinada al desarrollo de la medicina y las
ciencias biológicas, colaborando para ello con la
investigación, la enseñanza y capacitación.
Los directivos tuvieron
como primer propósito contribuir al desarrollo de la
medicina para ayudar a las clases menos favorecidas y como
segundo propósito el de impartir la enseñanza de la medicina
y ciencias biológicas a todos los que conformaron las nuevas
generaciones médicas y científicas colaborando para ello con
la investigación y capacitación médicas.
El edificio en donde
funciona uno de los Institutos de la fundación en sus
orígenes fue un hotel, luego funcionó la compañía de seguros
Los Andes y en sus últimos días antes de permanecer
abandonado fue una pensión precaria. Se trata de una
tipología de patio central, con coronación con mansarda y
cúpula aguja. El edificio estaba totalmente destruido, pero
aun así se trataron de conservar la mayor cantidad de
elementos. Se retiraron todas las carpinterías para
acondicionarlas, se recuperó la símil piedra parís del
exterior y se recuperaron los pisos de madera donde se
encontraron, debajo de ellos, zapatos cosidos de obreros,
augurio de prosperidad para la nueva construcción. Se
recuperaron los antiguos vitraux y las puertas estilo Art
Nouveau. En la terraza se incorporó una parte de vidrio para
permitir la entrada de la luz hacia los pisos inferiores.
Sobre una de las paredes se encontró un mural de venecitas
del artista de Barracas, Santamaria, denominado “Cúpulas”
que recrea las cúpulas gloriosas de Avenida de Mayo.
Edificio
Miguel Bencich
El Edificio
Miguel Bencich es una de las obras arquitectónicas con valor
patrimonial incluidas en el programa de restauración e
iluminación de fachadas del Plan Microcentro, que busca
revitalizar el área central metropolitana.
El edificio,
construido en 1927, fue diseñado por el arquitecto francés
Eduardo Le Monnier, el cual conjugó elementos del clasicismo
y academicismo francés para la ejecución de un edificio de
oficinas encargado por los hermanos Bencich.
Esta obra se
destaca tanto por su valor arquitectónico como por su valor
urbanístico, al conformar parte del paisaje urbano de la
Avenida Roque Sáenz Peña, que se caracteriza por la
uniformidad de alturas, del desarrollo arquitectónico y de
la morfología de los edificios y se destaca desde inicios de
siglo XX por constituir una intervención urbanística análoga
a los lineamientos de la city beautiful de Haussmann.
Paralelamente,
el edificio corona, conjuntamente con los edificios Bencich,
Equitativa del Plata y ex Banco de Boston, la “esquina de
las cinco cúpulas”, generando una situación
urbana-arquitectónica emblemática que destaca el cruce de la
Av. Diagonal Norte y la peatonal Florida.
En abril 2015,
se concluyó con la iluminación arquitectónica de su cúpula y
su fachada, resaltando los elementos característicos del
edificio, con el fin de enfatizar la obra en su totalidad y
brindarle un perfil renovado al espacio público.
Paseo La Cisterna
Tras la Batalla de
Caseros, en 1852, el predio de la calle Moreno se convirtió
en la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires
siendo la última sede antes de la fundación de la ciudad de
La Plata, donde fue trasladada definitivamente. En la
propiedad también funcionaron las oficinas del Correo
Central de la Nación Argentina.
Luego, a principios del
siglo XX, se estableció un conventillo en el terreno que fue
demolido para convertirse en un estacionamiento en planta
baja. En ese espacio se ubica actualmente La Cisterna, una
de las más grandes de la región.
El terreno fue
adquirido hace siete años por una empresa que planificó la
construcción de un edificio de siete pisos y dos subsuelos
sin saber que debajo de los cimientos permanecía oculta una
cisterna y más de 16.000 piezas con valor arqueológico.
Los primeros indicios
se dieron cuando llevaron adelante los trabajos de
excavación del pozo para el proyecto edilicio, lo que derivó
en la intervención de los vecinos, que dieron cuenta a las
autoridades porteñas del hallazgo. También fue reportada la
situación desde la compañía a cargo del emprendimiento, que
debió cambiar la idea original.
Desde entonces, el
Ministerio de Cultura porteño, a través de la Gerencia
Operativa de Patrimonio, y el propietario del inmueble, José
Kohon, acordaron un trabajo conjunto para la apertura del
espacio arqueológico en la planta baja, de acceso gratuito.