como evolucionaron
los medios de pago en el subte porteño
Historias de
cospeles y molinetes
18/02/2025
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La
forma de abonar el servicio de subtes tuvo varias
modificaciones desde su inauguración, el 1° de diciembre de
1913. La lista se inició con boletos de cartón, luego
cospeles metálicos, tarjetas magnéticas descartables, la
SUBE con precarga
y ahora las tarjetas de crédito o
débito y también el celular. Los nuevos medios de pago
están disponibles desde el 1° de diciembre de 2024,
exactamente 111 años después del primer viaje en subte que
transportó pasajeros por la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo se pagaba en esa
época, cuáles fueron los medios de pago que se extendieron
en el tiempo y cómo será ahora?. En la nota los detalles.
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En la línea de
tiempo de los medios de pago para usar la red de
subterráneos, algo queda claro: siempre hubo pasajeros que
quisieron evadir los controles para viajar gratis. Monedas,
botones, medallas y hasta libras esterlinas insertaron los
pasajeros del subte en las ranuras de los molinetes, por
error o intentando engañarlos. |
El 26 de noviembre de 1913 la Ciudad repartió vales
promocionales para que los porteños hicieran el primer viaje
subterráneo de la historia. Había una gran expectativa por
la apertura del nuevo medio de transporte que unía Plaza
Miserere con la Plaza de Mayo.
“Durante dos
años se había excavado a cielo abierto la Avenida Rivadavia
y había expuesto sus entrañas”, cuenta Javier Ibáñez, de
SBASE, la empresa que administra la red. Cinco días más
tarde, esos pases fueron cambiados por un boleto y se
inauguró el subte de la Ciudad, el primero de Iberoamérica.
“Picar el
boleto” Fueron 170 mil los pasajeros que se trasladaron en
subte el primer día de servicio y para hacerlo, cuenta
Ibáñez, debieron comprar un boleto: “Las boleterías tenían
una ventanilla y se compraba un papel que tenía una
numeración. Después ibas a una garita donde había una
persona que oficiaba de control y lo que hacía, que después
acuñó una palabra muy popular, era picar el boleto. Con una
pinza le hacía un agujero y así te daba la posibilidad de
entrar al subte”. A la salida, el pasajero debía mostrar el
pase perforado.
La evolución
del cospel Esa forma de pago se mantuvo por casi 40 años,
hasta 1962, cuando aparecieron los molinetes con fichas,
pero no se eliminaron las boleterías. “El cospel era la
evolución: del papel se pasó a una moneda de un material
metálico. Se compraba en la boletería y se podía atesorar o
comprar la cantidad necesaria para todos los viajes del
mes”, dice Ibáñez.
En los más de
treinta años que funcionaron los cospeles, se insertaron en
los molinetes objetos extraños que, ocasionalmente,
funcionaban. “Y a la noche se recogían los cospeles junto
con los elementos que se usaron para evadir el subte”, añade
el presidente de SBASE. Todos esos elementos se atesoran en
el Laboratorio Patrimonial Centenera (Del Barco Centenera
777, Caballito), que abre el último sábado de cada mes, de
16 a 19, para un recorrido por la historia de este medio de
transporte porteño.
En la entrada
hay una pila de cospeles y un molinete con la tapa
descubierta que permite observar el funcionamiento del
mismo, desde que se inserta hasta que el contador crece
cuando una persona empuja las varillas de madera. A su lado,
hay una antigua boletería.
El acervo del
Laboratorio incluye, también, uno de los primeros coches que
circularon debajo de la Avenida Rivadavia, tableros enormes
de la señalética del subte, más de 50 mil planos originales
de la red -conservados en condiciones de temperatura y
humedad especiales- y las mayólicas que decoran las paredes
de las estaciones.
“Los tipos de
fichas se fueron modificando, pero el sistema siguió siendo
el mismo hasta finales del Siglo XX”, afirma el titular de
Subterráneos de Buenos Aires. Entonces, en el año 2000, los
memoriosos recordarán que arribó una nueva tecnología,
revolucionaria para la época: la tarjeta preimpresa con una
banda magnética, bautizada Subtepass.
La Subtepass
era descartable, había de uno, dos, cinco y diez viajes y, a
veces, promocionaban películas de cine que habían sido
estrenadas en el momento de su emisión.
Pasada la
vorágine del nuevo milenio, se implementaron las tarjetas
sin contacto. “Como las que conocemos todos”, apunta Ibáñez.
No obstante, coexistieron durante años con las Subtepass
descartables. Estas últimas incluso siguen utilizándose para
jubilados o beneficiarios del abono social, aunque dejarán
de estar vigentes en diciembre, cuando se quiten los
molinetes que las aceptan. En su lugar, la SUBE, en tanto
esté registrada, cobrará el boleto según el abono que le
corresponda a los pasajeros.
Ibáñez
advierte en este método de pago una gran ventaja con
respecto a los anteriores: “Es, también, un elemento de
transferencia de información. Sabemos cuánta gente viaja,
dónde se sube, dónde hay más carga en las estaciones. Todo
eso sirve para la planificación del transporte integral”.
El nuevo
sistema de molinetes para pagos con tarjetas y celulares
es el final de la evolución de los medios de pago, al
menos hasta 2025. Seguramente, más adelante, habrá nuevas
innovaciones.
Mientras
tanto, antes de que termine el año, se podrá abonar el subte
con las tarjetas de débito y crédito de todos los bancos y
desde los celulares que dispongan de la tecnología NFC, sin
eliminar la SUBE como medio de pago.
Esto permitirá
que turistas nacionales o extranjeros y personas que no
tengan la SUBE también puedan pasar el molinete, con el
objetivo, al final, de ofrecer más facilidades para viajar,
como aquellos vales promocionales que se repartieron el 26
de noviembre de 1913.
Fuente:
Prensa Jefatura de Gabinete
del GCABA