tiene
chasis de fabricación local y comenzará a circular por el
AMBA
Llega el bus
eléctrico
05/02/2024
-
La posibilidad de contar con un colectivo 100% eléctrico con
chasis de fabricación nacional circulando por las calles de
la Ciudad de Buenos Aires podrá ser una realidad dentro de
pocos meses, una vez que se completen los trámites de la
homologación que permitirá concretar un proyecto de cinco
años que estuvo a punto de quedar trunco por la pandemia de
coronavirus. La opción de contar con un vehículo "made in
Argentina" de la línea 28, que une Puente de la Noria con
Ciudad Universitaria y que altere, al menos mínimamente, el
monopolio de unidades chinas en toda América Latina, estará
a cargo de Agrale. Este es el primer paso para la
fabricación de más unidades.
|
Sin contar los
trolebuses, que elevarían la cifra a 5.076 unidades, en
América Latina hay en circulación unos 2.000 buses
eléctricos "y los 2.000 son chinos", destacó Ignacio
Armendáriz, director y gerente comercial de Agrale, quien
relató a Télam la historia que comenzó a escribirse,
tímidamente, hace cinco años. |
Por entonces,
la empresa fabricó el chasis para un bus eléctrico de
dimensiones estándar (12 metros de largo, 17 toneladas de
pesos y capacidad para 70 pasajeros parados y sentados) y
formalizó un joint venture con la compañía inglesa Equipmake,
formada por exingenieros de Fórmula 1 (su director general,
Ian Foley, trabajó en Lotus, Benetton y otras escuderías),
que en la actualidad se dedican al desarrollo de motores
eléctricos de transporte para servicios pesados.
"Allí se
hicieron cargo del motor, las baterías y el software que
controla el funcionamiento de la unidad", detalló
Armendáriz, quien recordó que "cuando comenzaron las
pruebas, estalló la pandemia y todo se demoró, porque
teníamos que mandar la unidad para que fuera homologada por
laboratorios ingleses que, obviamente, estaban cerrados".
Una vez
superada la fase crítica de la pandemia, se hicieron las
homologaciones correspondientes en el Reino Unido y se trajo
la unidad a la Argentina.
Según
Armendáriz, "el bus ya tiene 30.000 kilómetros de pruebas
totalmente satisfactorias y hace un año se iniciaron las
gestiones de homologación ante la Secretaría de Industria,
algo que lleva bastante tiempo por la complejidad de los
trámites".
Al respecto,
explicó que la homologación lleva dos etapas: la primera es
por el chasis y se llama Constancia Técnica; en tanto la
segunda es por la unidad completa, una vez montada la
carrocería y se denomina Licencia de Configuración de Modelo
(LCM).
"La primera
homologación está lista y estamos trabajando en la segunda
con la empresa de carrocerías TodoBus; estimamos que estará
en uno o dos meses. Una vez que esté todo completo, la
unidad saldría a circular en una línea del AMBA, que en
principio sería la 28", adelantó.
En cuanto a la
performance del vehículo, Armendáriz la calificó como
"excelente", con una autonomía de 250 km a 280 km,
equivalente al recorrido total de un bus urbano en una
jornada.
"Con el equipo
adecuado, el período de recarga demanda cuatro horas",
indicó, para dar paso a una eventual segunda etapa si el
lanzamiento es exitoso: el inicio de la producción de más
unidades, tanto para el mercado local como para el de otros
países de América Latina, a pesar de las condiciones
notoriamente desiguales con las compañías chinas.
Pero
Armendáriz cree tener la carta de triunfo en la
circunstancia que "los chinos ofrecen unidades terminadas,
pero en América Latina la costumbre es que el cliente elija
la carrocería".
"Por eso,
nuestro proyecto es hacer un chasis autónomo y sobre ese
chasis el cliente puede elegir la carrocería", explicó, para
añadir que Agrale "no tiene ningún problema en cuanto a
capacidad de producción", ya que los chasis se montarían en
la planta de la empresa en la localidad bonaerense de
Mercedes.
Las
complicaciones, en rigor, no se centran en la producción de
vehículos sino en la falta de una infraestructura de apoyo y
el financiamiento necesario para su desarrollo: "una flota
no se transforma en eléctrica de la noche a la mañana",
advirtió, "ya que si una línea quiere muchos colectivos
eléctricos va a necesitar de una instalación importante, con
unos 50 cargadores y una subcentral eléctrica a su
disposición".
En ese
aspecto, Armendáriz limita a dos los problemas principales
para desarrollar una industria de buses eléctricos local",
como son "la competencia de los chinos y la falta de
políticas públicas que ayuden a la transformación de la
flota".
Entre estas
últimas, los obstáculos al financiamiento se ubican en los
primeros puestos, si se tiene en cuenta que si bien "el
costo operativo de una unidad eléctrica es tremendamente
menor al de una con motor de combustión interna", el
problema estriba en la inversión inicial debido a que "un
colectivo común está en unos US$ 180.000 y uno eléctrico en
US$ 400.000".
"En ocho años
se podría amortizar la inversión, pero para eso hace falta
créditos de largo plazo, porque no cualquiera puede dar ese
paso ni mucho menos disponer de la electricidad suficiente
para cargar una flota de 50 buses", manifestó.
Los ejemplos
de experiencias exitosas al respecto no están muy lejos, al
punto que Armendáriz destacó una iniciativa de la
municipalidad de Montevideo, donde ya circulan más de 30
buses eléctricos.
"El municipio
compra un colectivo usado, lo paga como si fuera nuevo y con
ese dinero obliga al transportista a comprar uno eléctrico,
podría decirse que es un subsidio encubierto", indicó, en un
contexto regional donde "los chinos muestran una gran
agresividad en el momento de venta, con precios 20% más
baratos".
Marcelo
Bátiz
Fuente:
Telam