En ese sentido, la
cartera sanitaria nacional recomienda a toda la población,
especialmente a los grupos más vulnerables como los
lactantes, niños, adultos mayores y personas con
enfermedades crónicas, a adoptar los siguientes cuidados:
Tomar
mucha agua durante todo el día.
Evitar
las comidas abundantes. Consumir alimentos frescos, como
frutas y verduras, que hayan sido previamente lavados con
agua segura.
Evitar
el consumo de bebidas alcohólicas, o muy dulces, y las
infusiones calientes.
Usar
ropa suelta, de materiales livianos y colores claros.
No
realizar ejercicio físico.
Protegerse
del sol poniéndose un sombrero.
Para lactantes y niños
pequeños:
Darles
el pecho a los lactantes con más frecuencia.
Hacerlos
beber agua fresca y segura.
Trasladarlos
a lugares frescos y ventilados.
Ducharlos
o mojarles el cuerpo con agua fresca.
Además, el
Ministerio de Salud recuerda que si una persona siente
mareos o se desvanece, se la debe acostar en un lugar
fresco, bajo techo. Se le puede ofrecer una bebida
rehidratante, pero nunca infusiones calientes ni muy
dulces, y se le puede colocar agua fría en las muñecas
para aliviarla.
Otros síntomas de
alerta son: dolor de cabeza, sensación de fatiga, sed
intensa, náuseas y vómitos, calambres musculares,
convulsiones, sudoración –que cesa repentinamente–,
somnolencia y respiración alterada. Frente a ellos, es
fundamental concurrir rápidamente a la consulta médica
en el centro de salud más cercano.
También puede
aparecer agotamiento, transpiración abundante, baja
presión, calambres y mareos. Los grupos más vulnerables,
y por lo tanto, los más expuestos a sufrir del "golpe de
calor" son los niños, los adultos mayores y los
enfermos.
Cuidados de la
piel
Con la llegada del
verano, las personas estamos más expuestas al sol. Por
eso, es muy importante tomar ciertas precauciones.
Existe la idea
equivocada de que el bronceado es saludable. Sin
embargo, la exposición solar, a través de las
radiaciones ultravioletas (UV), puede producir graves
daños en la piel. Algunas lesiones aparecen en forma
inmediata, como las quemaduras y las ampollas; otras
–como el envejecimiento prematuro de la piel, las
manchas y hasta el cáncer de piel- se pueden presentar a
lo largo de los años, ya que los efectos nocivos de
estas radiaciones se acumulan en el tiempo.
¿Cómo disfrutar del
aire libre?
No se exponga al
sol entre las 10 y las 17 horas.
Use protector
solar FPS 30 como mínimo, incluso los días nublados, y
aplíquelo 30 minutos antes de exponerse al sol. Los
niños y bebés necesitan mayor protección.
Protéjase con
sombrero, ropa y anteojos.
Tenga en cuenta
que exponerse en dosis pequeñas y frecuentes, broncea
mejor que una exposición prolongada y aislada.
Busque la sombra
de un árbol, techo o sombrilla.
Recuerde que las
nubes dejan pasar el sol, y que la arena, el agua y la
nieve aumentan su acción.
¿Cómo protegerse
del sol?
Se recomienda el
uso de protectores solares que impidan la agresión de
los rayos ultravioletas. El factor de protección mínima
es FPS 30. De acuerdo a su tipo de piel y antecedentes,
su dermatólogo podrá indicarle el protector más
adecuado.
Para que la
protección sea efectiva, el protector debe aplicarse
cada dos horas y después de cada baño, ya que pese a que
se presenten como resistentes al agua pierden sus
propiedades.
Si está en la
montaña, en el agua o navegando utilice cremas con
factor de protección mayor a FPS 30. Asegúrese de
aplicarlo en forma pareja en todas las áreas expuestas
de su cuerpo; incluyendo orejas, nuca y partes calvas de
su cabeza.
Evite que su
bebé esté expuesto a la radiación solar en forma
directa, y tenga mucho cuidado ya que el reflejo de los
rayos en la arena y en el agua pueden quemarle la piel
aunque esté bajo una sombrilla.
Los menores de 6
meses no deben exponerse al sol directo y no deben
utilizarse en ellos filtros solares.
La protección
del sol debe realizarse desde el nacimiento y continuar
toda la vida por los efectos acumulativos.
En caso de detectar
cambios en la piel, se recomienda realizar un control
dermatológico para la detección temprana de lesiones.
Salud visual
En los meses de
verano, el sol, las altas temperaturas, la sequedad del
ambiente o el cloro de las piscinas pueden afectar la
salud de los ojos, por eso debemos extremar precauciones
y tomar las medidas de protección adecuadas.
Los procesos
inflamatorios, como la conjuntivitis alérgica o
irritativa, aumentan su incidencia en los meses de
calor. Las radiaciones resultan dañinas para la córnea y
el cristalino, además los rayos ultravioleta inducen al
envejecimiento de la piel y del cristalino y pueden
producir cataratas.
El cloro del agua
de los natatorios o la sal del agua del mar puede
producir irritación, en tanto que la sequedad del
ambiente (tanto natural como por uso del aire
acondicionado) provoca mayor evaporación de la lágrima
aumentando la sensación de ojo seco.
Para proteger
nuestros ojos debemos utilizar:
Anteojos de sol
Viseras o
sombreros
Antiparras
Protector solar
con filtro UV
En el caso de "ojo
seco" debemos aumentar el parpadeo, en forma consciente,
y de ser necesario, usar lágrimas artificiales,
recetadas por el oftalmólogo. Es recomendable
humidificar el ambiente en caso de utilizar aire
acondicionado.
Carlos Davis
Fuente:
Ministerio de Salud del GCABA