30 de
setiembre - DÍA
INTERNACIONAL DEL TRASTORNO DEL LENGUAJE
Día del
Trastorno del Lenguaje
30/09/2022
- El
Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) se caracteriza
por la dificultad para comprender y/o expresar el lenguaje,
contando con la intención de comunicarse. Su frecuencia de
aparición a nivel mundial es de 2 a 7 niños cada 100, según
el Consorcio Anglosajón CATALISE, especializado en el
estudio de esta dificultad. Según el experto catalán Llorenc
Andreau Barrachina, el TDL parece no solo circunscribirse al
déficit en el desempeño lingüístico, sino que suele estar
asociado a problemas de conducta, de socialización, de
atención y de aprendizaje. Ahora bien, ¿cómo es el
desarrollo del lenguaje en un niño y cómo se puede detectar
este trastorno?.
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El proceso de
adquisición del lenguaje básico se inicia en el nacimiento y
se completa alrededor de los 6 años. En el desarrollo
típico, las primeras palabras se adquieren alrededor de los
18 meses, y a los 2 años los niños ya pueden combinar dos
palabras. Además, en esa etapa, logran aprender 9 palabras
nuevas al día. |
Con 3 años, pueden
armar frases con artículos y verbos conjugados; a los 4
construyen frases completas, pueden empezar a sostener
pequeñas conversaciones y a contar, por ejemplo, qué
hicieron en el jardín de infantes.
Según la investigadora
estadounidense Catherine Lord, un niño de 6 años cuenta con
un vocabulario de alrededor de 2.500 palabras, pero en la
vida adulta podemos alcanzar un léxico que se conforme de
60.000 a 120.000 palabras. Este dato nos aporta información
muy importante: la primera, es que el lenguaje se desarrolla
a lo largo de toda la vida y, la segunda, que se trata de la
principal herramienta para acceder al conocimiento.
¿Cómo vive un niño
que padece trastorno del lenguaje?
Un niño con TDL inicia
el proceso de adquisición del lenguaje de modo tardío y los
hitos descriptos suelen seguir de modo muy desfasado. En
muchas ocasiones les cuesta comprender y hablar, y en otros
casos comprenden, pero se dificulta la expresión. Para
ponerlo en un ejemplo, un niño en esta situación es similar
a un adulto en un sitio en donde no conoce el idioma y no
comprende lo que le dicen; son ocasiones en las que, para
entender, es habitual prestar atención a las situaciones, al
contexto, a los gestos y a algunas palabras claves. Se
podría decir que “un niño con TDL es como un extranjero en
su nuevo país”.
“El trastorno
invisible”, así bautizó la catedrática española Elvira
Mendoza Lara a esta dificultad. Cuando llega a alterar la
expresión, las manifestaciones pueden ser de distinto tipo:
algunos niños hablan mucho y no se les entiende, otros
utilizan palabras sueltas o solo partes de palabras, otros
hablan poco y usan frases telegráficas, algunos se olvidan
las palabras y, finalmente, otros que usan muchas palabras,
saben armar frases, pronuncian bien, pero no logran narrar
con coherencia: se desorganizan y no pueden sintetizar las
ideas.
Evidentemente, los
síntomas del TDL son muy variables y los cuadros son
dinámicos a lo largo de los años. Un niño puede tener
ausencia del lenguaje a los 3 años, hablar mucho y mal a los
4, y a los 7 u 8 puede expresarse bien desde el punto de
vista de la forma, pero con fallas en la organización y en
la coherencia.
¿Cuáles son las
causas de su aparición?
El TDL se presenta como
un cuadro caracterizado por la falta de habilidad personal
para adquirir el lenguaje, pero -más allá del componente
individual que posee- el entorno familiar también puede
colaborar o perjudicar las condiciones de estos niños.
El lenguaje es de hecho
una habilidad que se desarrolla por la interacción de dos
factores: por un lado, la habilidad personal de cada sujeto
y, por el otro, la estimulación medioambiental. Para que un
niño hable, su entorno debe hablarle y, si cuenta con una
inhabilidad, ese entorno debe comunicarse ajustando el
discurso y la forma a las posibilidades de ese niño.
El factor “pandemia”
Durante el período de
la pandemia, se observó una notable baja en la tasa de
estimulación ambiental. El hecho de no poder asistir al
colegio, el uso excesivo de dispositivos electrónicos, la
falta de contacto social y la imposibilidad de asistir a las
terapias presencialmente, hicieron que estos niños se vieran
perjudicados. Además, otros chicos sin diagnóstico de TDL
sufrieron retrasos en la adquisición del lenguaje por causas
también de baja estimulación y un uso excesivo de artefactos
digitales. La Organización Mundial de la Salud desaconseja
enfáticamente el uso de dispositivos electrónicos a niños
menores de 5 años y recomienda el uso limitado en niños
mayores de esa edad, en pos de evitar consecuencias
negativas sobre la comunicación, la atención, la conducta y
la socialización.
La importancia de
prestar atención a la detección del TDL, radica en que suele
tener consecuencias sobre la atención y la socialización con
pares, y generar dificultades en el aprendizaje de la
lectoescritura en los primeros años del colegio y
alteraciones en la comprensión lectora en etapas avanzadas
de la escolaridad.
Verónica Maggio
Directora de
la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil desde una
perspectiva Neurolingüística de la Facultad de Ciencias
Biomédicas de la Universidad Austral.
Fuente: Pr
ensa
Universidad Austral