El 11 de
junio de 1580 Juan de Garay fundó la Ciudad y estableció los
límites del casco urbano, de la zona de quintas y chacras, y
de la campaña circundante. Ese día también se llevó a cabo la
distribución de parcelas entre los primeros pobladores.
La historia de
la ciudad había arrancado mucho antes, el 2 de febrero de
1536, cuando
Pedro de Mendoza la funda por primera vez, aunque
debido al problema de hambruna generalizado y a la hostilidad
creciente por parte de los indios Querandíes, se decide a
abandonarla en el año 1541. Los primitivos porteños se
refugiaron en Asunción del Paraguay
Por fin,
años después, un puñado de "mancebos de la tierra" casi todos
mestizos, hijos y nietos de quienes llegaron con Mendoza, y
algunos viejos españoles, fundaron definitivamente Buenos
Aires. Los encabezaba un vizcaíno de cincuenta y seis años y
los acompañaban indios amigos. Los que arreaban el ganado
desde Santa Fe vinieron por tierra, los demás en una carabela,
la "San Cristóbal", dos bergantines, canoas y balsas
guaraníes.
La misión
encomendada en 1572 por el gobernador de Asunción, de fundar
un pueblo a la entrada del Río de la Plata "porque al servicio
de Dios y Su Majestad conviene... intitulándose del nombre que
le pareciere", fue cumplida por Juan de Garay en 1580.
Asunción, hija de la primera Buenos Aires, fue a su vez, madre
de la segunda.
Después de
poner su firma como testigo al pie del acta fundacional de la
ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de
Buenos Ayres y de recibir las bendiciones del padre
Rivadeneyra, Antonio y su compañera recorrieron lentamente el
lugar donde se levantara la aldea de Mendoza, que los jóvenes
brazos del portugués habían ayudado a construir.
Un viento
helado barría la llanura desierta ese 11 de junio de 1580.
Ningún rastro del anterior poblado, ni un montículo que
interrumpiese el monótono nivel del suelo, emparejado por los
vientos y las lluvias, apenas cubierto por una vegetación
pobre, de apagados verdes tornándose en amarillos. Algunos
indios, semienvueltos en cueros de potrillo, los observaban
desde prudente distancia. De seguro habían escuchado a sus
viejos referir que hacía tiempo habían venido por el sur unos
hombres blancos como estos, que habían traído muerte y que,
cuando se hizo la paz se marcharon, dejando sus caballos. Más
lejos, jinetes montados en pelo, rodeados de numerosa
tropilla, la lanza pronta en una mano y haciendo visera con la
otra, vigilaban atentos.
Carlos Davis
Fuente: Crónica
de la fundación de Buenos Aires (1536 1580) Por Basilio A.
Raymundo - Fundación Vasco Argentina Juan de Garay.
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"Fundación de la Ciudad de Buenos Aires"
de Juan de Garay.