Floresta: nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288
PARA LOS MAS
CHIQUITOS - CUENTOS MULTIMEDIA
Cuentos para
la cuarentena
02/04/2020
-
Cuentacuentos
ofrece todas las semanas una historia diferente para
disfrutar y aprender junto a la familia. En formato Multimedia, las
narraciones de cuentos apuntan primordialmente a los más
chiquitos de la casa. La primera entrega es "Cuarentena en Familia",
una producción que narra la historia de una madre que le
explica a su familia las medidas que deben
adoptar en tiempos de
cuarentena. La idea es que de manera sencilla y con un lenguaje infantil,
la historia se desarrolle para que los
niños puedan divertirse y a la vez entender el propósito de la
prevención en tiempos de pandemia y de aislamiento social
preventivo obligatorio.
Esta realización es de la artista María Laura Dedé nacida
en Buenos Aires en 1970. Se especializó en diseño gráfico y ha trabajado como
diseñadora en muchas agencias de publicidad de
Argentina, Alemania y España. En 2003 decidió
dedicarse a la literatura infantil. Ella escribe, ilustra y
diseña sus propios libros y ha sido premiada por sus
trabajos.
A manera de síntesis
biográfica, y usando las palabras de la misma autora,
podríamos decir que "Dedé nació chiquita con un nombre largo: María Laura
Díaz Domínguez. Y, aunque me pesaba bastante, traté siempre
de volar".
"Al principio volé gateando, después corriendo y saltando.
También probé tirándome de la cama de arriba con unas alas
de papel de diario que me fabricó mi mamá".
"Más tarde me di cuenta de que otra forma de volar era
leyendo o escribiendo. Así, a los diez, publiqué mi primer
poema en el suplemento de chicos del diario La Nación".
"Entre los nueve y los doce escribí en una máquina de
escribir durísima. De mi novela “El hada Vanesa y el
viento”, conservo todavía algunos capítulos".
"En esa época, como ansiaba tanto ser escritora, tachaba
los nombres de los autores de las tapas de los libros y, a
cambio, ponía el mío".
"Más de grande seguí escribiendo a mano. Secretos, la
mayoría. Escribía sobre mi familia, la escuela, mis amigos,
el amor… Estos son algunos de los diarios que conservo".
"Cuando terminé el secundario no me decidía entre escribir
o dibujar, que era algo que también me gustaba mucho,
entonces pensé que Diseño Gráfico era la combinación
perfecta. Me recibí en la UBA, con mención de honor. El
diploma me lo entregó mi papá, que también es diseñador".
"Los años siguientes trabajé como diseñadora gráfica
bastante, mucho, un montón… También me casé y tuve dos hijas
hermosas. Vivimos un tiempo en España".
"Pero un día, a pesar de que mi vida era linda, me di
cuenta de que no estaba volando como había soñado de chica.
Entonces hice más liviano mi nombre (“Díaz Domínguez” se
convirtió en “Dedé”) y volví a probar con la pluma. Y bueno,
aquí estoy. A veces volando alto, a veces volando bajo… eso
sí: siempre con algún pajarito en la cabeza".
El desarrollo de
la pasión
Salí al mundo descascarada, descorazada, blandita. Como
todos, bah. Absolutamente vulnerable. Cuando quise volar, mi
mamá me fabricó alas de papel de diario, pero el abismo se
me hizo grande y ahí quedé, en el living, dele pone y quita
la púa en el disco de Canciones para mí y los Cuentopos de
Gulubú, que ya me sabía de memoria.
De una Walsh que
atravesó esa infancia pasé al otro, a Rodolfo, y fueron años
de hacer la revolución o por lo menos la nuestra. Comisión
de Acción Social del Centro de Estudiantes, apoyo escolar en
el ex Patronato de la Infancia y alfabetización en Rafael
Calzada.
“Ser buena en lo mío para llegar a más gente”,
pensaba después, y entré en la FADU. Cinco años más tarde
fui diseñadora gráfica y trabajé muchos más. Pero siempre
había querido volar y todavía caminaba. Volar con pluma,
quería. Pluma y letras, letras de chicos. Así llegaron
nuevas lecturas, ya no solo de Walsh sino también de Wolf,
Montes, Andruetto, Colasanti, Ramos, Elvira Lindo, Schujer,
Dahl y tantos otros...
Seguí diseñando un poco por las dudas,
pero mi corazón sabía lo que quería. Hablo de 2003. Ese año
publiqué mi primer libro (uno con stickers) y empecé a
formarme al mismo tiempo.
Fui años al talleres literarios,
cursos y seminarios. Y empecé a escribir, siempre con un
papel y una birome a la mano. A seguir publicando mi mejor
letra. Y a narrar, después, esas historias.
Me gusta estar
cara a cara con los chicos, que me abracen y abrazarlos.
Reírnos juntos. A mí me hace muy bien, y creo que a ellos
también los nutre. Así, cuando llegue mi hora, iré
nuevamente a esa nube de quizás nada, como antes de haber
salido al mundo. Tan blanda y descascarada como al
principio, pero sabiendo que siempre di todo de mí, desde mi
arte y mis valores, para dejar alguna que otra huella en
alguna que otra infancia, solamente para hacerla, por un
momento, un poquito más feliz.