La comprensión del llanto
del bebé es un proceso que
se construye con la
interacción, el contacto,
las miradas. Los padres
comienzan a interpretar no
sólo con el oído, sino que
se trata de un conjunto de
señales integradas que les
permite interpretar lo que
le ocurre a su hijo. Lleva
tiempo e incluye distintos
aspectos:
- Intensidad - Coloración de
la piel - Tono muscular -
Movimientos (torso, brazos y
piernas) - Expresión facial,
gestos - Miradas del bebé -
Tiempo en el que ocurre,
frecuencia, momentos del día
- Estado previo del bebé
(dormido, activo,
ensimismado)
Con el primer instante de
vida, el llanto marca su
primera respiración, el
cambio de estar en un medio
gaseoso por el que antes fue
líquido. La primera
inspiración es tan importe
como la última porque abre y
cierra un ciclo de la vida.
El oxígeno es al cerebro
aquello que le permitirá que
la mente inicie la
construcción de significados
y sentido de la vida.
En el primer año de vida, el
bebé puede estar
aparentemente sereno y
desencadena el llanto. Son
circunstancias en las que
ocurre el fenómeno de
habituación cuando de pronto
el entorno se vuelve
incómodo, ruidoso o cambia,
el bebé comienza a llorar
como una descarga. Otras
veces el bebé puede estar
muy activo y no logra
serenarse, entonces llora
pidiendo contención. Siempre
dependerá de su temperamento
para expresar aquello que le
pasa.
El llanto puede expresar muy
diversos significados, no
sólo el deseo de comer o
dormir. Dependerá de la
sintonía de sus padres, de
llegar a conocer y
comprender las necesidades
de la mente en desarrollo de
su bebé.
Carlos Davis
Fuente: Prensa
Fundación Hospitalaria