BAJO el argumento
de "mejorar los lazos familiares"
Un represor
con salidas
04/12/2019
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Un
represor condenado por delitos de lesa humanidad (circuito
ABO) obtuvo el permiso de la justicia para realizar salidas transitorias.
Se trata de Eduardo Kalinec, quien fue beneficiado con este
régimen especial a fin de que pueda "mejorar los lazos familiares"
con sus allegados. El ex comisario, que se encuentra
detenido en el penal de Ezeiza, podrá ahora matizar sus días
de encierro con otros dedicados a la familia y amigos
gracias a la decisión del juez Enrique Méndez Signorini, quien integra el Tribunal Oral Federal Número 7.
De esta manera, el magistrado le otorgó al represor una
posibilidad que el mismo Kalinec le negó a sus víctimas:
relacionarse con sus afectos en el hogar.
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El ex
Comisario Eduardo Kalinec, de 67 años, recibió en 2010 una condena a
prisión perpetua por secuestros, torturas y homicidios
cometidos en los centros clandestinos de detención de
Atlético, Banco y Olimpo, que dependían del Primer Cuerpo de
Ejército que estaba al mando de Guillermo Suárez Mason. |
Eduardo Kalinec es el padre de Analía Kalinec, referente
de la agrupación Historias Desobedientes, un colectivo que
reúne a hijos de represores condenados por delitos de lesa
humanidad que repudian el rol que cumplieron sus padres
durante los años del terrorismo de Estado, según publicó
Télam.
Por su parte, desde los espacios de Memoria de los
Derechos Humanos Atlético, Banco y Olimpo repudiaron esta
decisión de la justicia y reclamaron el cumplimiento de
prisión efectiva para todos los condenados por crímenes
contra la humanidad.
Fue con el
argumento de "mejorar los lazos familiares" del sentenciado,
que Kalinec obtuvo el
viernes pasado el beneficio de las salidas transitorias desde su
lugar de detención en el penal de Ezeiza por parte del juez
Enrique Méndez Signorini que integra el Tribunal Oral
Federal Número 7.
Doctor K
Eduardo Emilio
Kalinec fue condenado a prisión perpetua en 2010 por
secuestros, torturas y homicidios cometidos en los centros
clandestinos Atlético, Banco y Olimpo. Se trata de tres
sitios que funcionaron bajo la órbita de Carlos Guillermo
Suárez Mason, jefe del Primer Cuerpo del Ejército. Operaron
como un solo centro que mudó su sede sucesivamente pero
mantuvo los mismos represores, víctimas y hasta los mismos
muebles.
Cuando fue
citado a declarar, Kalinec reconoció que había trabajado
“activamente en investigaciones referidas a hechos
atribuidos al ERP”, que hizo el curso de inteligencia en la
Escuela de Informaciones, que en 1978 había estado destinado
al Departamento Asuntos Subversivos y estuvo afectado al
dispositivo del Mundial de Fútbol, en “prevención de
atentados”. Pero negó haber participado en delitos de lesa
humanidad.
Los
sobrevivientes del Atlético, Banco y Olimpo relataron la
parte de la historia negada por el represor. Mario Villani
contó que el Dr K era “bastante temido dentro” de los
centros clandestinos y que, aunque no tenía contacto
frecuente con los detenidos, cuando lo tenía su actitud era
dura.
Daniel Aldo
Merialdo afirmó que era un personaje muy cruel. Ana María
Careaga declaró que cada vez que la encontraba en la
antesala del baño, le gritaba y le pegaba patadas. Y que una
vez le reprochó el no haber dicho que estaba embarazada.
“¿Querés que te abra de piernas y te haga abortar?”,
vociferó. Miguel Angel D’Agostino aseguró que en la sala de
torturas del Atlético, en la que estuvo cinco días sometido
a la picana, estaba el Dr. K.
Jorge Braiza
contó que vio a Kalinec en un “traslado” de un grupo de
víctimas, es decir, en el momento previo a un vuelo de la
muerte. Fue en los primeros días de diciembre de 1978. En el
patio de El Olimpo, el Doctor K informó a algunas personas
que habían sido reunidas allí, que iban a ser llevadas a
unas granjas en el Chaco y que debían ser inyectadas para
prevenir el mal de Chagas. Obviamente la historia demostró
que las inyecciones servían para sedar a las víctimas y
arrojarlos sin problemas desde los aviones al río.
Historias
desobedientes
Analía Kalinec
leyó estos testimonios en 2008, tres años después de recibir
el llamado de su madre en el que le anunciaba que su padre
había sido detenido. Tres años después de periódicas visitas
a la cárcel de Marcos Paz y al Cuerpo de Policía Montada, en
Palermo...
“Es un
gobierno de zurdos revanchistas”, decía él. Ella lo
visitaba, pero necesitaba saber qué había pasado. Necesitaba
entender. Y cuando entendió, supo que debía desobedecer.
Primero habló
con su padre, lo confrontó con los hechos, que él no negó
sino que intentó justificar. Entonces, con la certeza de que
lo que había leído en la causa judicial era cierto, puesto
que él mismo lo había admitido, le escribió una carta, que
él nunca contestó. Así fue como ella rompió el pacto de
silencio y comenzó a hablar.
Analía fue
una de las primeras integrantes del colectivo de "Historias
Desobedientes", grupo que reúne a familiares de genocidas
que, lejos de justificar la conducta de sus parientes,
entienden que una sociedad armónica se construye con
memoria, verdad y justicia.
Carlos Davis
Fuente:
Telam - Página 12