En este último caso se
deberá completar la
solicitud en:
www.solicitudes.buenosaires.gob.ar/prestaciones
. Por los mismos canales
puede realizarse el pedido
para retirar los residuos,
solicitar extracciones,
plantaciones y cortes de
raíces.
Los trabajos de poda son
realizados únicamente por el
GCBA y de manera gratuita
La poda intensiva se realiza
durante el invierno. A lo
largo del año se siguen
completando las tareas,
según el ejemplar y sus
necesidades, y las
situaciones de emergencia
que puedan presentarse.
La novedad de este año es
que gracias a un convenio
firmado por el Gobierno de
la Ciudad, los trabajos se
van a realizar con
ingenieros agrónomos de la
Facultad de Ciencias
Agrarias de la UBA. Estos
profesionales se van a
encargar de garantizar el
correcto procedimiento para
cuidar la salud de los
árboles.
Los objetivos de la poda son
fundamentalmente cuatro:
Despejar el alumbrado.
Aportar a la seguridad.
Conservar árboles
saludables.
Mejorar la visualización de
la señalética.
La veda es la época del año
en la que no se puede podar:
en otoño, durante la caída
de hojas, y en primavera,
durante la brotación de las
mismas. La duración de estos
períodos, más allá de las
estaciones, varía en función
del clima y, por este
motivo, se analiza y se
define año a año.
Según el último censo
fitosanitario (2018), en la
Ciudad hay 421.718 árboles,
de los cuales 367.157 están
en las calles
Tipos de Poda
Hay siete razones diferentes
para intervenir un árbol.
Darle una forma equilibrada,
eliminar ramas enfermas y
permitir el paso de la luz
solar. Cada una tiene su
nombre:
Poda de estructura o
balanceo: se intervienen con
el objetivo de devolverle al
árbol una forma equilibrada.
Poda de limpieza: se
eliminan las ramas secas,
rotas, mal formadas y
enfermas.
Poda de aclareo: se eliminan
ramas internas para permitir
el paso de la luz solar.
Poda de refaldado: se
eliminan las ramas bajas, lo
que se denomina subida de
copa (los chupones que salen
del tronco y la raíz).
Poda de formación: se
intervienen árboles jóvenes
con el objetivo de
conducirlos.
Poda de acortamiento: se
intervienen las ramas cuyo
diámetro es un medio del
tamaño de la rama remanente.
Terciado: se intervienen las
ramas cuyo diámetro es un
tercio del tamaño de la rama
remanente.
Estas últimas dos podas se
realizan sólo en invierno.
Enfermedades más comunes
Los árboles están expuestos
a distintas enfermedades.
Para recuperarlos muchas
veces es necesario recurrir
a la poda. Las más comunes
son:
Oídio: manchas blancas
aisladas de aspecto
algodonoso que crecen sobre
las hojas. Produce la muerte
de algunas de ellas sin
comprometer la vida del
árbol. Es común que se
produzca en los plátanos.
Roya: punteaduras de color
naranja que se presentan
sobre las hojas. Ataques
severos puede generar una
gran pérdida de hojas en el
árbol. Es muy común que la
padezcan sauces y álamos. El
tratamiento para esta
enfermedad consiste en
aplicar fungicidas en el
agua de riego.
Fumagina: capa negra que se
forma sobre las hojas e
impide la llegada de la luz
y, por lo tanto, afecta el
proceso de la fotosíntesis.
Está asociada a la presencia
de pulgones. Su tratamiento
consiste en la aplicación de
insecticidas contra
pulgones. Es una enfermedad
común en los árboles
cítricos.
Podredumbre de la madera: la
descomposición de la madera
es causada por hongos y
tiene lugar en el tronco,
ramas y raíces. El resultado
es una disminución de la
dureza de la madera que
puede provocar la rotura y
caída de ramas y hasta del
propio árbol. Se trata de
una enfermedad crónica que
no presenta solución. Es la
que afectó al ombú de Parque
Rivadavia.
Agalla de corona:
engrosamiento abultado en el
tronco y las raíces,
semejante a un tumor, que es
causado por bacterias.
Afecta a la capacidad de
transportar agua desde las
raíces a las hojas. Por lo
general, el resultado es un
árbol con reducida copa que
puede terminar secándose en
el transcurso de los años.
Esta enfermedad es común en
fresnos.
Las plagas más frecuentes en la
Ciudad son:
Hormigas: se alimentan de
las hojas y brotes. Su daño
puede resultar peligroso
principalmente para árboles
recién plantados y jóvenes.
El tratamiento consiste en
aplicar insecticidas en
forma granulada en el camino
de las hormigas.
Orugas: se alimentan de las
hojas y brotes. Su daño
puede resultar peligroso
principalmente para árboles
recién plantados y jóvenes.
Para eliminar la plaga, hay
que aplicar insecticidas en
el agua de riego o en las
hojas mediante
pulverización.
Pulgones: insectos de tamaño
diminuto (2-3 mm de largo)
que atacan todas las partes
tiernas de los árboles
succionando la savia. Se
presentan agrupados en
colonias. En ataques severos
provoca el debilitamiento
del árbol. El tratamiento
consiste en aplicar
insecticidas en el agua de
riego.
Cochinillas: son de tamaño
pequeño (2-4 mm) y forma
variable. Así es como pueden
ser móviles o carecer de
patas. Las cochinillas
succionan la savia atacando
principalmente las hojas,
brotes y frutos. En ataques
severos provoca el
debilitamiento del árbol.
Hay dos tratamientos para
erradicar esta plaga: si las
cochinillas se encuentran
agrupadas en unas pocas
ramas, se las elimina
mediante técnicas de poda.
En caso contrario, deben
aplicarse insecticidas en el
agua de riego.
Nemátodos: organismos
invertebrados de aspecto
traslúcido y muy pequeño
tamaño (menor a 1mm). Atacan
la raíz produciendo agallas
o tumores que dificultan la
absorción de agua. En la
copa de los árboles se
manifiesta una reducción de
su crecimiento y la
presencia de hojas amarillas
y secas. Es difícil salvar a
los árboles de esta clase de
plagas, por lo que conviene
reemplazarlo por otro
ejemplar de diferente
especie, previa desinfección
del suelo.
Chicharrita de la espuma:
pequeños insectos de hasta 1
cm de largo. Se agrupan en
colonias sobre hojas y
brotes tiernos de los cuales
succionan la savia
produciendo la formación de
la espuma. Cuando esta
última se acumula en exceso
cae al suelo en forma de
gotas. Su presencia es muy
común en las tipas. En
ataques severos generan un
debilitamiento del árbol. El
tratamiento para eliminar la
plaga consiste en aplicar
insecticidas en el agua de
riego.
Carlos Davis