"La segunda es la Causa
Nº 2.390, caratulada “ENCISO, César Alejandro s/
privación ilegal de la libertad agravada por mediar
violencia o amenazas (art. 144 bis –inc. 1°- y último
párrafo –ley 14.616-, en función del art. 142 –inc. 1°- ley
20.642 ambos del C.P.)”.
Pequeña semblanza sobre la
causa
"Conforme fuera probado en
la investigación, los
oficiales Rolando Oscar Nerone y
Oscar Roberto Gutiérrez
llevaron a cabo un operativo
ilegal en la localidad de
San Martín (26/09/76), en el
cual se detuvo a Victoria
Lucía Grisonas y se dio
muerte a su pareja Mario
Roger Julien. En el
operativo se hallaban
presentes sus dos hijos:
Anatole Boris y Victoria
Eva.
"Una partida de defunción
perteneciente a una persona
anotada como NN, muerta en
la misma fecha y en el mismo
domicilio, a causa de
heridas por armas de fuego,
fue la prueba que terminó
por confirmar los relatos de
los sobrevivientes",
explicaron y acotaron que
Grisonas "sigue desaparecida
mientras que sus dos hijos,
fueron llevados a Uruguay, y
luego a Chile, donde fueron
abandonados en una plaza de
Valparaíso, y luego
adoptados legalmente por una
familia de ese país".
Respecto de
José Néstor
Ferrer, el juez
"dio por probado que comandó
el operativo, realizado el
14 de septiembre de 1976 en
un departamento del barrio
de Chacarita, en el que
fueron secuestrados Ana
María del Carmen Pérez
(embarazada de ocho meses) y
Gustavo Adolfo Gayá, y fue
asesinada la esposa de este
último, Estela María Moya de
Gayá, mientras que el hijo,
de nombre Ernesto, de dos
años, fue llevado a la casa
de sus abuelos".
César Alejandro
Enciso,
nació en 1950,
identificado también en los
procesos judiciales como
Horacio Andrés Ríos Pino,
fue arrestado en Río de
Janeiro el 30 de noviembre
del 2010, ocho días después
de que el Supremo Tribunal
Federal dictara en su contra
una orden de detención
provisional con fines de
extradición ante una
solicitud del Gobierno
italiano.
El argentino, que vivía
desde hacía 21 años en Brasil
con una identidad falsa,
Héctor Domingo Echebaster,
tenía en su contra una orden
de arresto por "masacre,
secuestro y homicidio
calificado de ciudadanos
italianos" residentes en
Argentina, expedida por el
Tribunal de Roma en octubre
de 2006.
Cabe destacar que en
noviembre de 2008 varios
organismos de derechos
humanos se presentaron ante
el juez Rodolfo Canicoba
Corral para denunciar a ocho
represores como responsables
de los delitos cometidos
durante la última dictadura
contra quienes estuvieron
secuestrados en el centro
clandestino Automotores
Orletti. Uno de esos
represores era César Enciso.
Enciso, yerno del general
Otto Carlos Paladino, por
entonces secretario de
Inteligencia de la SIDE,
habría actuado en "Orletti"
bajo el apodo de "Pino"
junto con otros agentes de
inteligencia, de la Triple A
y del Ejército uruguayo y
fue mencionado y reconocido
en fotografías por víctimas
uruguayas que estuvieron en
cautiverio en ese centro.
La ficha de INTERPOL de
Enciso indica que éste
utilizó documentos a nombre
de Horacio Andrés Ríos
Pinto, pero en Brasil se
hacía llamar Domingo
Echebaster y se presentaba
como fotógrafo especializado
en competencias náuticas.
Pequeña semblanza sobre
Orletti
Bajo la fachada de un taller
de reparación de automóviles, fue
utilizado como base
principal de las fuerzas de
inteligencia extranjeras que
operaban en la Argentina en
el marco del Operativo
Cóndor, y por él se estima
que pasaron unos 200
detenidos, en su mayoría de
nacionalidad uruguaya.
Este centro constaba de dos
plantas. En la planta baja
existía un gran salón de 6 a
8 metros por 30 metros. Una
división baja separaba el
retrete (uno para treinta
personas) del lavadero. De
allí salía una escalera de
base de concreto y peldaños
de madera. El piso era de
hormigón, sucio de tierra y
grasa.
Gran cantidad de chasis de
autos, desparramados, le
otorgaba la apariencia de un
taller común de automotores.
Muchos automóviles
secuestrados iban a parar
alli. Orletti tenía un
tanque de agua grande con
una roldana arriba de donde
colgaban a los presos para
practicarle el "submarino".
En la planta alta
funcionaban una sala de
interrogatorios, otra de
torturas y una terraza donde
se colgaba la ropa a secar.
Los militares llamaban a ese
centro: "El Jardín".
Carlos Davis
Fuente:
Télam - Centro de Información Judicial - Notas de archivo propio