LOS EXPERTOS
BUSCAN RASTROS DEL PASADO
Arqueología
Urbana en el Corralón
24/07/2016
- Pocos
elementos dan indicios tan significativos para reconstruir
la historia de las culturas urbanas como los desechos, la
basura que estos grupos humanos ocultaban bajo tierra, en un
lugar mas o menos cercano a la casa que habitaban. A través
de fragmentos de platos, botellas y demás utensilios
domésticos podemos darnos una idea de la manera en que
vivían, e interpretando algunos restos de huesos el experto
puede reconstruir algunos elementos de la dieta de los
"vecinos del pasado". El artículo titulado
“Excavaciones arqueológicas en un corralón municipal del
siglo XX”, de Ulises Adrián Camino, habla de estos y otros
hallazgos.
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Los trabajos
de excavación en el predio del Corralón se llevaron a cabo
en momentos en que se estaba construyendo el edificio
perteneciente a la escuela Dr. Larroque. Ese sector fue uno
de los investigados. El otro, una zona cercana a la calle
Sanabria, en la cual se pudo desarrollar un relevamiento mas
minucioso. |
Del sector del colegio, rescataron 3 durmientes de
quebracho de pequeñas dimensiones (85x15x7 cm.), que se
encontraban sobre una capa de tierra apisonada cubiertos por
una capa de asfalto. Estos durmientes pudieron pertenecer a
una vagoneta que funcionaría en el predio para trasladar el
carbón hacia la herrería, ya que se encontraban ubicados
alineados en forma paralela a la calle Gualeguaychú y en las
inmediaciones de la antigua herrería.
"Sobre los durmientes
descasaba un riel hierro, que lamentablemente no pudo ser
rescatado por sus dimensiones (8 m de largo). Bajo el suelo
de la supuesta herrería hallamos una concentración de
herraduras (N= 220), este conjunto es muy interesante porque
nos permitiría inferir que raza de caballos eran utilizados
en el antiguo corralón y que tipo de técnica se empleó en la
realización de las mismas".
"También rescatamos
fragmentos de loza, gres, clavos, alambres, vidrios, y una
navaja de origen sueco con empuñadura de nácar. Estos
objetos se encontraban enterrados bajo las bases de los
antiguos galpones de techo a dos aguas de origen británico.
De una de las columnas derribadas por la obra rescatamos una
placa con el nombre de la compañía constructora, la fecha de
construcción y su origen. En ésta se lee “A. & J. MAIN & CO.
LTD- 1909 STRUCTURAL ENGINERS GLASGOW. LONDON & CALCUTA”.
La mayor
parte de los restos se clasifican como materiales de
construcción: baldosas, cerámicos, tejas y ladrillos. Las
baldosas cerámicas se corresponderían tanto por dimensiones
como por forma a las utilizadas a finales del siglo XIX en
la construcción de pisos.
También se hallaron gran cantidad de
fragmentos de ladrillos (más de 1000), algunos de los cuales
por su forma y tamaño se corresponderían a los utilizados a
fines del siglo XIX.
Otro hallazgo
interesante es el de una medalla
conmemorativa y dos monedas. La medalla es de tipo religioso
y conmemora una peregrinación a Luján del año 1896 (Frustacci
y De Rosa, 2007). Una de las monedas es de un centavo del
año 1884 y la otra es de 20 centavos del año 1909 (Frustacci,
2007). Estas fechas refuerzan la idea de que la capa de
relleno se corresponde con residuos de finales del siglo XIX
y principios del XX. Dichos rellenos los realizó la
Municipalidad cuando adquirió el terreno a los herederos de
Rigoli a finales de 1911.
Restos del pasado
Otros restos,
encontrados en diversos sitios de nuestra ciudad, dan cuenta
que el cordero, la vizcacha y el pavo eran algunos de los
platos más saboreados en el siglo XIX en la ciudad de Buenos
Aires. Servidos en loza inglesa y acompañados por aguas
carbonatadas y cervezas que llegaban desde Alemania.
"El
70% de la arqueología urbana son restos que fueron tirados
intencionalmente. Son esos restos los que analizamos para ir
reconstruyendo las sociedades del pasado", explica a LA NACION Ulises Camino, del Centro de Arqueología Urbana de la
UBA-Conicet.
"A fines del siglo XIX, entre los huesos rescatados había
un porcentaje mucho más alto de cordero de lo que hay en la
actualidad. Es lógico: la provincia de Buenos Aires tenía 60
millones de cabeza de ganado ovino", explica el experto
mientras acomoda restos que se hallaron en lo que fue el
Corralón Vélez Sarsfield, en Gaona y Segurola, en Floresta.
Buena parte de la arqueología urbana en la ciudad debe
sus hallazgos a la basura. En una memoria municipal de 1922,
Camino halló un dato: "Parte de las cenizas, escorias y
restos calcinados producidos eran descargados en el predio;
los restantes eran transportados a terrenos bajos de la
ciudad y a terrenos particulares donde sus dueños lo
solicitaran, a cambio de una paga mínima".
"Es que la ceniza que se generaba en las quemas muchas
veces era usada como relleno. En este corralón (que está elevado 5 metros), se
utilizó ese material. Por eso fue que nos llamaron cuando
comenzaron con la obra de la escuela para la excavación
arqueológica. Siempre quedan restos porque el fuego no
destruye todo. Y ahí es donde intervenimos nosotros", agrega
Camino. Y explica que el terraplén se levantó allí para
evitar que el arroyo Maldonado acabara con las caballerizas...
Carlos Davis
Fuente:
Diario La Nación -
Centro de Arqueología Urbana - Notas de archivo propio