Entre esta documentación
podremos apreciar a la
Ley 2203 del Senado y
Cámara de diputados que
autorizó al Poder
Ejecutivo a vender el
Ferrocarril Central
Norte el 28 de octubre
de 1887, telegramas del
Ferrocarril del Oeste,
presupuestos del
Transandino,
correspondencia como la
carta que Juan Bautista
Alberdi a Gregorio
Benítez manifestándole
el entusiasmo con que ha
sido recibida la idea
del ferrocarril en 1873,
y el petitorio de los
vecinos de Pilar, entre
otros...
Dentro del conjunto de
objetos destacados
podemos apreciar
sanitarios de porcelana,
jugueras de plata,
relojes de péndulo,
portaequipajes de bronce
afiligranado y un sillón
de rattan de la India
que remiten a una época
de lujo en la cual el
transporte ferroviario
diferenciaba claramente
la primera y segunda
clase.
Asimismo, las estaciones
ferroviarias, plasmadas
en documentos
fotográficos que abarcan
desde al siglo XIX, dan
testimonio de una
arquitectura
vanguardista inspirada
en el modelo europeo,
pero ajustada a las
necesidades vernáculas.
La muestra recorre
también el viaje de los
usuarios a través del
tiempo, desde el
trabajador rural que
abordaba el tren
cargando el apero y
dejando el caballo en el
furgón, hasta las damas
de la aristocracia con
sus sombreros tomando el
té en el salón comedor.
Junto a ellos, el
trabajador ferroviario,
sus herramientas, una
presencia que no ha
cambiado el tiempo.
Por último, se presentan
mapas del tendido de la
red ferroviaria, sus
variaciones a lo largo
de la historia y su
proceso de crecimiento
que da cuenta de que el
ferrocarril era y
seguirá siendo un
elemento indispensable
para el desarrollo de la
vida colectiva por donde
transita.
Carlos Davis
Fuente:
Prensa Subterráneos de Buenos Aires