LUEGO DE 10 AÑOS
DE SILENCIO
Restauran el
órgano de “La Candelaria”
31/10/2014
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Gracias a la firme y
entusiasta decisión del párroco de Nuestra Señora de La
Candelaria, Pbro. Julio Salvador Mendiguren, y al trabajo
del reconocido organero Carlos Amadini, el preciado órgano
Walcker de nuestra parroquia (que hace más de diez años se
llamó a silencio), volvió a sonar y sus acordes inundaron
nuevamente la amplia nave del templo colmado de fieles,
ejecutado por el maestro Carlos Burger en las misas del
domingo 28 de septiembre, coincidiendo con la celebración de
los santos Cosme y Damián, patronos secundarios de la
parroquia. Los
orígenes históricos de esta comunidad religiosa se remontan
al año 1880.
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Debemos
retrotraernos al año 1880 para
encontrar los primeros vestigios históricos referidos a la
parroquia
de
nuestro barrio. Al parecer, en el solar que hoy ocupa
el templo, existió una capillita que fue demolida para dar
lugar a la construcción de un convento
de Carmelitas, pero, el vecindario reclamaba una
parroquia... |
El 26 de septiembre de
1896, monseñor Uladislao
Castellano, tercer arzobispo
de Buenos Aires y 18º en la
nómina de obispos que
gobernaron pastoralmente la
diócesis desde 1620, erigió
la parroquia Purificación de
la Santísima Virgen, la que
desde 1903 comenzó a
designarse como Nuestra
Señora de la Candelaria. Su
jurisdicción parroquial
abarca unas 60 manzanas con
una población estimada en
unos 20.000 habitantes.
La construcción de su bello
templo neogótico, ubicado en
el corazón del porteño
barrio de Floresta (Bahía
Blanca y Avellaneda) y
orgullo de la vecindad,
tardó medio siglo. Iniciado
en 1907 se inauguró en 1958.
Tiene tres naves y mide 52
m. de largo por 18 de fondo.
Es obra del arquitecto José
Barboni, que murió muy joven
a los 24 años.
En este templo hay un
estupendo órgano
“E.F.Walcker opus 2180”,
construido en Alemania en
1928 y montado en la
parroquia hace 86 años.
Consta de nueve registros
sonoros distribuidos en dos
teclados y pedalera con un
total de 530 tubos.
Lamentablemente hace más de
diez años enmudeció. Como
suele ocurrir en estos
instrumentos, el órgano
comenzó hace largo tiempo a
tener crecientes falencias
en su funcionamiento que lo
llevaron a quedar
definitivamente
inutilizable.
Todavía muchos feligreses
recuerdan, con cierta
nostalgia, cuando el rey de
los instrumentos solemnizaba
las celebraciones
litúrgicas, o cuando sus
tonos pianísimos invitaban a
la meditación.
Pero gracias a la firme y
entusiasta decisión del
párroco, presbítero Julio
Salvador Mendiguren, el
preciado órgano Walcker
volvió a sonar y sus acordes
inundaron nuevamente la
amplia nave del templo
colmado de fieles. El órgano
fue ejecutado por el maestro
Carlos Burger en las cuatro
misas del domingo 28 de
septiembre, coincidiendo con
la celebración de los santos
Cosme y Damián, patronos
secundarios de la parroquia.
El desafío de devolver la
voz y la vida al órgano de
La Candelaria fue aceptado
por un reconocido organero,
Carlos Amadini, quien junto
con parte de su equipo de
trabajo, integrado en esta
oportunidad por sus hijos
Fernando e Ignacio y su
esposa Adriana, y Gabriel
Amadini y Mariano Maltese,
encaró las tareas de
restauración, que demandaron
cerca de un año de trabajo y
fueron ejecutadas con
materia prima importada de
Alemania y respetando su
sistema constructivo
original totalmente
neumático.
Cabe recordar que Carlos
Amadini y su equipo completo
fueron quienes restauraron,
también este año,
el
órgano de la basílica del
Espíritu Santo, parroquia
Nuestra Señora de Guadalupe,
en el barrio de Palermo, que
fue solemnemente bendecido
el pasado 30 de mayo, y
ejecutado ese día
magistralmente por el
organista Luis Caparra, con
lo cual en 2014 dos
parroquias de la ciudad de
Buenos Aires han vuelto a
ver enriquecidas sus
celebraciones litúrgicas
mediante el sonido del
órgano, restaurados ambos
por los mismos artesanos.
Carlos Amadini destacó que
estos dos últimos trabajos
acontecieron bajo el amparo
de la Santísima Virgen
María, en sus advocaciones
de Guadalupe y La
Candelaria, y expresó su
esperanza de que estas
noticias transmitan
entusiasmo a otros párrocos,
cuyas parroquias tienen
órganos olvidados y fuera de
servicio y que esperan la
oportunidad de recobrar el
esplendor que alguna vez
tuvieron estos nobles
instrumentos.
Fuente:
AICA