Floresta: nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288
ARRESTO
DOMICILIARIO PARA EL
ASESINO DE MAXI, CRISTIAN Y ADRIAN
Vergüenza:
Velaztiqui está en su casa
06/08/2012
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La
noticia (tantas veces imaginada, temida) sonó con la
contundencia de lo inaudito: el ex policía federal Juan de
Dios Velaztiqui, quien en 2003 había sido condenado a
prisión perpetua por el crimen de Maximiliano Tasca,
Cristian Gómez y Adrián Matassa, fue beneficiado con un
arresto domiciliario.
La morigeración de la detención que venía cumpliendo en la
cárcel le fue concedida en los últimos días y se ejecutó el
viernes último, dijo a Télam Angélica Van Eek, madre de
Adrián Matassa, uno de los muchachos asesinados en Floresta.
Los familiares verían la posibilidad de apelar la decisión.
“No lo podemos
creer. El fue condenado a perpetua en 2003 y solo lleva
cumplidos diez años preso. El lunes averiguaremos en
Tribunales por qué se le dio este beneficio y si se puede
apelar la decisión”, afirmó Angélica Van Eek. Velaztiqui
tiene actualmente 72 años y habría sido beneficiado por
encuadrar en la ley 24.660
La norma
prevé que
el Juez de Ejecución Penal podrá disponer el
cumplimiento de la pena impuesta en detención
domiciliaria cuando el interno sea mayor de 70 años o
padezca una enfermedad incurable en período terminal.
En el
juicio oral realizado en 2003, Velaztiqui fue condenado
a la pena de prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo
Criminal (TOC) 13 porteño, que lo halló responsable de
"homicidio calificado por alevosía".
Durante el
tramo final de la audiencia oral y pública, el ex
policía dijo: "Agradezco la labor del equipo del
defensor oficial y pido perdón a Dios Todopoderoso, a mi
esposa, hijos, nietos y a la institución Policía Federal
por mi fracaso y desgraciada actuación", lo cual fue
repudiado por los familiares de las víctimas.
El
triple crimen de los pibes de Floresta
Fue a las 4.10
de la madrugada del 29 de diciembre del 2001. Juan De Dios Velaztiqui, 61 años, custodio
de la estación de servicio de Gaona y Bahía Blanca, le disparó a Maximiliano
Tasca (25 años), a
Cristian Gómez (25), y por último a
Adrián Matassa (23). El motivo fue simple, inaudito, incomprensible: un
comentario realizado por los chicos había desatado su
locura.
Después vino la reacción del
barrio. El sitiamiento casi
de la comisaría
43º. Los balazos de goma y
los gases lacrimógenos. El
relevamiento de toda su
plana mayor.
Al día siguiente del triple
crimen se dio la primer
marcha. El barrio movilizado
pedía justicia, reclamaba
que este hecho aberrante
cometido contra tres de sus
hijos no quedara impune.
Exigía que algo de la lógica
civilizada se impusiera para
condenar un hecho de locura.
La lucha no ceso. La presión
se mantuvo. Las
movilizaciones se
sucedieron...
Finalmente el juicio vino y
la condena a prisión
perpetua dejó conforme a las
personas cercanas a los
chicos, aunque el miedo de
ver a Velaztiqui libre al cumplir los 70 años
continuó persiguiéndolos como un fantasma
que ahora toma cuerpo y se
materializa en un absurdo
legal, ilegítimo...
Diez años pasaron desde
aquella madrugada en que Velaztiqui
actuó como si el tiempo no
hubiese transcurrido. Como si los
viejos métodos pudiesen
seguir siendo válidos. Como
si todo pudiera ocultarse,
componerse, arreglarse para
borrar lo sucedido. Como si
la gente no se hubiera
artado de la prepotencia y
de la impunidad...
Los
tiempos han cambiado. Nunca
más permitiremos que el
pasado regrese para
apropiarse de nuestras vidas,
de nuestros sueños, nunca más.
Somos los guardianes de
nuestros valores. Somos
bravos, pacíficos, estamos
firmes, y ahora lucharemos
para que Velaztiqui vuelva a
su lugar: la carcel.