Quedamos
en volver a vernos, en invitarlo a alguna actividad.
Estábamos a punto de recuperar un predio en Floresta que
para el barrio tenía gran significación, mucha más para
José Luis.
Su padre
había llegado al barrio como obrero del Corralón
Municipal de Villas, ayudante de veterinario, cuando la
basura de la ciudad se recolectaba en chatas tiradas por
caballos. Con un crédito a 30 años compró la casa en la
que José Luis se crió y desde donde nos dijo hasta
siempre.
La
recuperación del predio llegó al poco tiempo, mayo del
2005, la empresa privada tuvo dejar el lugar y el
Corralón abría sus puertas para el barrio. El primer
acto por este logro lo tuvo presente, recordando a los
trabajadores del corralón desaparecidos.
Después
vinieron los proyectos, su garra y su tenacidad para
impulsarlos, un periódico para los vecinos, una y otra
vez insistía; hay que sacar el primer número, “la
palabra escrita es poder…”, sentenciaba. El periódico
debe ser para y por el barrio, tiene que incorporar
reportajes a los vecinos, a los comerciantes, a la
directora de la escuela. Ese fue su oficio, impulsar la
voz de otros, en este caso la voz de los vecinos. “…El
barrio es a su vez remedo de la aldea europea, cuna de
nuestros inmigrantes. De ahí la presencia fundamental de
"el vecino": el de la esquina, el de al lado, el de
enfrente. Terminología solidaria…” escribía en su primer
editorial.
¡Hay que
dar películas para los vecinos! Y el ciclo de cine hoy
es una actividad continua de la asamblea los últimos
viernes de cada mes. La edición de un libro de poesías,
resultado de un concurso, lo tuvo como jurado. El día de
la entrega de los premios se dirigió a los
participantes: “…los concursos de poesía son muy
valiosos, Borges salió de un concurso...”; ¡qué palmada
de afecto a los presentes!
El broche
de oro de nuestro trabajo llegaría con la concreción del
proyecto de Escuela Secundaria en el Corralón, “…cuando
esta escuela secundaria por la que bregó nuestra
Asamblea de Vecinos, esté en pie, será en alguna medida,
también obra de aquellos trabajadores de la Limpieza en
su mayoría "gallegos" semianalfabetos, que no pudieron
sentarse en algún banco de escuela”, escribió en nuestro
periódico. Compartimos la celebración cuando la escuela
recibió a los primeros pibes.

José L.
Mangieri y los vecinos de la Asamblea frente a la nueva
escuela
Con la
misma deferencia trataba a un canciller, a un artista
consagrado o al verdulero. No era un vecino amable que
se hace respetuoso en el saludo, creaba vínculos fuertes
con el peluquero, el tapicero, el carnicero, aunque no
tanto con los “chinos” del supermercado, que si le
faltaban 10 centavos para saldar la compra le cambiaban
100 pesos; se indignaba, no comprendían los códigos.
Un día voy
a hacer un poema que se llame “las doñas”, recuperando
ese sentir de los de abajo nos decía. Y aunque
reconociera que el barrio también se teñía de cierto
conservadurismo él creía que en el pueblo, en los
vecinos, se anidaba lo mejor.
No fueron
pocas las veces que alzó la crítica hacia algunas
decisiones de la Asamblea, sin embargo cuando algún
vecino o comerciante insinuaba alguna sospecha frente al
grupo, se enfurecía, nos defendía a muerte. En una
oportunidad intentó una renuncia, no sé cómo torcimos
esa decisión, un compañero de su generación, tan
entrañable como él, sugirió: “si de algo sirve mi voto
para que te quedes, levanto las dos manos”. Se ablandó y
a pesar de que muchas otras veces hubiera querido
repetir esta sentencia sabía que perdía.
Incondicionalmente solidario, humilde, generoso, amable,
protector, humorístico. También ácido y filoso, aunque a
estos actos le seguía el decoro de las repetidas
disculpas. Fue nuestro compañero, nuestro amigo, nuestro
vecino, nuestro querido Mangieri; decime José Luis,
irrumpía.
Las
noticias de estos días lo recuerdan con profundo afecto
como el poeta, el editor de “La Rosa Blindada” y “Tierra
Firme”, el hacedor cultural, el que impulsó la obra de
tantos desconocidos que prometían futuro, el entrañable
amigo. Para nosotros siempre será nuestro Presidente.
¡Cómo sería de transformador el hombre!, se encuentra
con una organización horizontal y le impone un
Presidente. ¿Quién podía contradecirlo? ¿Cómo no
enorgullecerse ante tamaña representación? ¿Cómo no
comprender que el asumía con pasión el ponerse a la
cabeza de aquello en lo que creía?
Lo
acompañamos en sus últimos días en un peregrinar
constante por su casa que sus hijos abrieron de par en
par, siendo fieles a la personalidad de su padre.
Nos queda
su legado, el de renunciar siempre a ser “notables”. Así
nos acusaba cuando entendía que no poníamos la oreja y
el corazón en los vecinos. Nos queda para siempre, como
compañero en nuestra alma, que desde el día en que lo
conocimos dejó de ser la misma.
Anahí Aizpuru
Asamblea
Barrial de Floresta
Celebrando a José Luis Mangieri (1924-2008)
“Encuentro
entre compañeros y amigos para compartir su memoria sin
que falte una ginebra”.
Compartiremos testimonios de José Luis relevados por el
grupo de Estudios en Memoria Política y los poemas de su
último libro: "Poemas del amor y la guerra".
Sábado
19 de noviembre
Biblioteca del Corralón “José Luis Mangieri”
Av. Gaona 4660, 18:30 hs.
Asamblea Barrial de Floresta