Con referencia a este último
punto, se le imputaba a
Ruffo la sustracción y
ocultamiento de un menor
durante la dictadura
militar, y la privación
ilegal de la libertad y
aplicación de torturas a más
de 30 personas en el Centro
Clandestino de Detención
conocido como "Automotores
Orletti".
Por estos delitos fue
sentenciado por el Tribunal
Oral Federal 1 (TOF1) a
cumplir una pena de 25 años
de prisión. Su situación
ahora se complicó aún más ya
que el fiscal federal
Federico Delgado reclamó que
se lo indague por el abuso
sexual a la que habría
sometido a una niña. Rufo se
había apropiado de ella
cuando sus padres estaban
cautivos en "Automotores
Orletti".
"Las agresiones sexuales
constituyen una suerte de
‘patrón’ que se revelan como
un modo de esa sustancia
general que era la
aplicación del terror. Para
nosotros ello tiene un
significado jurídico
autónomo y preciso", explicó
Delgado.
El fiscal recordó que "las
causas en las que se
investiga la comisión de
delitos de lesa humanidad,
revelan con nitidez que el
terror radicó en la negación
del otro no sólo en términos
físicos, sino también
mediante la colonización de
su subjetividad a través de
la despersonalización; es
decir objetualizando a los
sujetos, reduciéndolos a una
cosa".
"La violación constituye un
rasgo distintivo de esa
`lógica` represiva y, en
consecuencia, desde nuestra
mirada debe tener una
respuesta autónoma desde el
sistema judicial estatal",
afirmó el representante del
ministerio público.
Delgado puntualizó que al
declarar en el juicio por
delitos de lesa humanidad en
Automotores Orletti, la
víctima "contó los abusos
sexuales que padeció desde
que tenía entre tres y
cuatro años y que se
prolongaron durante su
infancia por parte de su
apropiador Eduardo Alfredo
Ruffo, quien la sustrajo de
"Orletti" y la crió como
propia.
El caso de Carla Artés
Company
El 19 de agosto del año
pasado Carla Artés Company
declaró en la causa que se
seguía por los crímenes de
Lesa Humanidad cometidos en
Automotores Orletti.
Carla reconstruyó su
secuestro en 1976 junto al
de su madre, Graciela
Rutila, su apropiación por
parte de Ruffo, y la vida
que llevó junto al represor
y a su mujer hasta que
recuperó su identidad a los
diez años, gracias a la
búsqueda llevada por su
abuela Sacha.
Carla declaró ante el
tribunal que Ruffo había
abusado sexualmente de ella,
por lo menos desde los tres
o cuatro años. Su relato fue
rescatado por el fiscal
Federico Delgado, quien
reclamó que el ex agente de
inteligencia sea indagado
específicamente ahora por
las “agresiones sexuales”
cometidas contra la niña.
Carlos Davis
Fuente:
Telam - Página 12 - Notas de archivo propio