SE PROYECTA LA
PELÍCULA DE PINO SOLANAS
La "Próxima
Estación" en el barrio
23/01/2011
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En el día de hoy la
Plaza Terán (Nogoyá y Virgilio) se vestirá de fiesta. En
primera instancia la gente del Proyecto Sur ha organizado
una tangueada a partir de las 18 hs. Aquellos vecinos que
deseen acercarse podrán mostrar sus virtudes al compás del
2x4. Luego, a partir de las 20:30 hs, proyectarán la
película de Pino Solanas "La próxima estación", un
documental estremecedor donde lo público, lo que es de
todos, revive entre la historia de los Ferrocarriles y su
valor fundamental como herramienta estratégica de la Nación.
A no olvidar: llevar banquito plegable y mate.
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Desde la privatización de los trenes
(en la época de Menem),
hasta la actual gestión del matrimonio de los Kirchner, siguen los mismos concesionarios
explotando nuestro ferrocarril: Cirigliano, Romero, Roggio, Urquía, Macri, Techint, Unión
Ferroviaria y las brasileras Camargo Correa y A.L.L. Su
negocio es cobrar el subsidio estatal. |
La reconstrucción de
los ferrocarriles y su industria es una urgencia económica y
una batalla cultural. Después de tanto fracaso, hay que
avanzar hacia un nuevo modelo de gestión para construir el
Tren Para Todos: un tren público, cuidado por todos y al
servicio de todo el pueblo.
Carta de
Pino Solanas a los espectadores
A comienzos
de los años 90, las empresas del Estado se privatizaron con
la promesa de modernizar sus servicios y brindar mejor
atención: los trenes interurbanos fueron suprimidos; miles
de pueblos quedaron aislados y un millón de habitantes
emigró hacia las capitales. El maltrato al pasajero se hizo
norma. Los robos y accidentes se multiplicaron. Con la
privatización de las aerolíneas también se eliminaron rutas
provinciales y los pasajeros son abandonados en los
aeropuertos. Jamás se vivió en el país una crisis del
transporte semejante. Al suprimir el 80% de los trenes, el
transporte de cargas y pasajeros pasó al automotor. Las
carreteras quedaron saturadas y los accidentes fueron en
aumento: sólo en el 2007 la “guerra del automotor” provocó
más de 8000 muertos y miles de heridos.
La confusión
sobre lo público y lo privado sigue vigente. Los trenes se
privatizaron porque daban pérdidas, pero los servicios
públicos ¿están para dar ganancias o para servir a la
comunidad?. ¿Acaso deben dar renta las escuelas o los
hospitales públicos?. Si los ferrocarriles perdían 1 millón
de dólares por día, hoy cuestan 3 millones diarios pero sólo
funciona el 20% de los trenes que teníamos antes.
La
construcción de los ferrocarriles fue una de las grandes
epopeyas industriales del país. En 1857 comenzó a circular
el Ferrocarril del Oeste (una empresa de capitales
argentinos) y años después, llegarían las compañías inglesas
y francesas. Casi un siglo más tarde, el gobierno de Perón
nacionaliza todos los ferrocarriles y la red alcanza los
50.000 km; nacen las escuelas ferroviarias; se fabrican
locomotoras diesel y a vapor y todo tipo de vagones; el
tramo Buenos Aires-Rosario se cubría en 3:30 hs. Con el
gobierno de Arturo Frondizi comienza la reducción del
ferrocarril. Su ministro A. Alsogaray pone en ejecución el
Plan Larkin, del Banco Mundial: se eliminan tranvías y
trolebuses y desembarcan las multinacionales de camiones y
neumáticos. El tiro de gracia lo dio el gobierno de Carlos
Menem: los trenes fueron privatizados o transferidos a las
provincias. Desde entonces y hasta Kirchner, siguen los
mismos concesionarios: Cirigliano, Romero, Roggio, Urquía,
Macri, Techint, Unión Ferroviaria y las brasileras Camargo
Correa y A.L. L. El gobierno paga hasta el último salario
ferroviario, y todas las roturas y reposiciones de material.
Por cuenta del Estado, los concesionarios reparan vagones,
locomotoras y estaciones: lo que vale 1 peso es facturado
varias veces más. El negocio es cobrar el subsidio estatal.
El
ferrocarril no tiene reemplazo:” es el único transporte que
puede llegar a destino en las peores condiciones
climáticas”. Es el medio de transporte más seguro, menos
contaminante y más económico. Es 8 a 10 veces más barato que
el transporte automotor: una locomotora arrastra la carga de
50 camiones o de 20 ómnibus de pasajeros. Para financiar el
“tren bala” (que sólo servirá a las capas pudientes de
Buenos Aires, Rosario y Córdoba y no transfiere tecnología)
el gobierno endeuda al país por 30 años. Con la mitad de lo
que costará la obra, se pueden reconstruir a nuevo los
ferrocarriles interurbanos de las provincias del país, con
7.000 km . de vías para trenes de pasajeros, 11.000 km .
para los cargueros y 310 locomotoras nuevas. La
reconstrucción de los ferrocarriles y su industria, es una
urgencia económica y una batalla cultural. Después de tanto
fracaso, hay que avanzar hacia un modelo de gestión que
incluya a los pasajeros, los trabajadores y los
transportistas de cargas para construir el “tren para
todos”: un tren público, cuidado por todos y al servicio de
todos.
Los trenes
volverán, como vuelven los días, los meses, las estaciones…
Los trenes volverán, para seguir uniendo pueblos, regiones y
ciudades… Los trenes volverán, como van y vuelven, los
pasajeros, las cargas y mensajes… Los trenes volverán,
simplemente, por el placer de viajar: como el agua, la luz o
el amor, no es posible vivir sin ellos.
Fuente:
Proyecto Sur