UNA ALUMNA DEL
BARRIO ESCRIBE SOBRE LA NUEVA ESCLAVITUD
¡No! a los
talleres clandestinos
10/11/2009
- Una escuela
del barrio, el Instituto Luján Porteño (sito en Francisco
Bilbao 3476), cuenta con unos 160 alumnos que cursan el
bachillerato con orientación en Comunicación Social. Uno de
ellos, Andrea
Sittner, se puso en contacto con "La Floresta" para
mostrarnos el trabajo de opinión que realizó sobre los
"Talleres Clandestinos". El escrito forma parte de un
trabajo especial que los alumnos de 5º año realizan sobre
el tema
"Una problemática en tu barrio".
Creemos que es útil
conocer la forma en que una chica de nuestro barrio percibe
a este drama que atraviesa nuestra geografía.
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Andrea Sittner
nos cuenta: "concluyendo el año, cada alumno de 5º año debe
presentar un trabajo para las materias "Proyecto" y
"Comunicación Comunitaria" cuyo tema este relacionado a
alguno de los problemas que afectan al barrio. A mi se me
ocurrió escribir sobre los talleres clandestinos, naciendo
la nota de opinión que hoy presento.." |
Cada vez son más los
talleres clandestinos, esta
situación trae aparejada que
los derechos humanos que
poseen todas las personas
queden en un segundo plano
hasta llegar al punto de no
tener casi nada de valor e
importancia.
Nacemos en una sociedad que
impone ciertas leyes que
deben ser cumplidas para un
buen funcionamiento como
Nación y que la convivencia
de todos los habitantes de
dicha sociedad pueda ser
posible. Pero los talleres
clandestinos, van en contra
de los derechos de las
personas, todo ser humano
nace libre y en igualdad de
derechos y dignidad, por lo
tanto nadie puede ser
sometido a tratos crueles,
inhumanos o degradantes,
como los que ocurren día a
día en la actualidad, quizás
nadie los ve, pero la otra
verdad es que todos son, o
mejor dicho, somos
conscientes que “algo” anda
mal.
No podemos permitir que cada
vez se construyan más
talleres clandestinos, y
esta construcción se realiza
sobre nosotros, que somos la
base de la sociedad,
responsables de que esta
funcione. Nadie hace, ni se
compromete para que la
situación que estamos
viviendo se revierta, hay
que tener en cuenta que para
poder llegar a conseguir esa
convivencia casi perfecta se
debe respetar en primera
instancia los derechos de
Todas las personas y no solo
de algunas, porque estas
tienen una importancia
primordial que no debería
ser ignorada. Si la idea es
que no se construyan más
talleres clandestinos y que
los que ya están
desaparezcan, es elemental
entender y comprender la
dimensión, en cuanto
importancia, que poseen los
derechos de las personas.
A continuación, mencionaré
un derecho sumamente
necesario para la vida del
ser humano, que está
estrechamente relacionado
con el tema que nos
preocupa. El derecho a LA
LIBERTAD DE TRABAJO,
fundamentado en la igualdad
de las personas. Este
derecho rompió con las
reglas impuestas por la
sociedad jerárquica que
sometía a algunos hombres a
situaciones de esclavitud,
soportando un tipo de labor
inhumano. En aquel tiempo,
la libertad de trabajo, se
podría decir, era escasa y
solamente la podían
disfrutar algunos. Con el
paso de los años, aquellos
que luchaban por esta
preciada libertad, pudieron
instalar en la sociedad la
idea de que el trabajo es un
derecho y una condición de
la vida por medio del cual
las personas proveen sus
necesidades. Pero la
creación de los diferentes
talleres clandestinos, hizo
que esta idea promulgada por
los revolucionarios de
aquella época, se desmorone
por completo, instalando
otra vez en la sociedad la
errónea creencia de que los
derechos son beneficios a
los que solo pueden acceder
algunos.
Como sociedad, deberíamos
comprometernos a dejar
anulada, por completo, la
esclavitud, ya que forma
parte de un delito, y el
trabajo realizado por todas
las personas sometidas a los
talleres clandestinos es
sumamente ilegal, porque no
cumple de ninguna manera con
las condiciones básicas
necesarias para un trabajo
digno, la gente es explotada
y se encuentra atrapada en
ese mundo infrahumano. Por
lo tanto, el trabajo forzoso
de estas personas se puede
considerar como una forma de
esclavitud, diferente a la
de antes, pero no por eso
menos cruel.
Hay que tener en cuenta que
las personas que vienen a
nuestro país a trabajar
nunca se imaginan que se
encontrarán con lo que luego
vendrá, y si los explotados
siguen trabajando en esas
pésimas condiciones es
porque realmente lo
necesitan, ya sea porque no
consiguen otro trabajo o por
lo que fuera. También existe
otra verdad que en este caso
es egoísta, se trata de que
la mayoría de los que luchan
para que los talleres
clandestinos no existan más,
tiene como objetivo una
mejora en las ganancias
económicas propias, porque
el trabajo de gente,
generalmente extranjera,
sobre exigido y mal pagado,
no beneficia en absoluto al
mercado y a los que viven en
Argentina e intentan que su
trabajo sea valorado como se
merece.
Si bien este argumento no es
malo, es más, es muy válido,
creo que lo más importante
es defender la vida de las
personas que trabajan como
si no lo fuesen, a ellos
nadie los respeta, sus
derechos son violados y esto
es una vergüenza, no se
puede permitir la
humillación hacia otra
persona, todos tenemos que
ser respetados, todos
tenemos que respetar y,
actualmente esto no sucede.
Intentando cambiar esta
situación se puede llegar a
hacer algo por los demás,
pero no se trata de intentar
desde nuestro lugar, el
hecho es ponerse en la piel
del otro, aquel que trabaja
más horas de lo permitido,
que soporta situaciones
límites para poder, quizás,
alimentar una familia, o
simplemente aquel que vino a
Argentina en busca de algo
mejor y se encontró con un
lugar muy parecido a su
país, que no respeta sus
derechos. Entender que todos
somos iguales, que las
personas deben gozar del
derecho a un trabajo digno y
en blanco, es el principio
de la lucha en contra de los
talleres clandestinos, que
no pueden seguir
funcionando, porque dentro
de estos lugares que no
respetan a las personas, hay
gente que desea vivir de
otra manera, y cambiar su
situación depende sola y
exclusivamente de la
voluntad de nosotros como
integrantes de esta
sociedad.
Andrea Sittner
NdR:
Alumna del Colegio "Lujan Porteño" -
Francisco Bilbao 3476 - Parque Avellaneda