POETA Y EDITOR
El adiós al
maestro Mangieri
06/11/2008
- El sábado por
la tarde falleció nuestro vecino y compañero José Luis
Mangieri. Sus restos fueron velados en la Biblioteca
Nacional y luego cremados en Chacarita. Mangieri supo ser
poeta y editor de la casi mítica publicación "La Rosa
Blindada". Distinguido con una Mención Especial en Letras en
los premios Konex del año 2006, había nacido en Buenos Aires
el 14 de diciembre de 1924. En el año 2007 fue nombrado
Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. El maestro
Mangieri ocupará por siempre la presidencia de la Asamblea
de Vecinos de Floresta de El Corralón.
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La casa donde
vivia (Mercedes al 900) la heredó de su padre, quien la había
comprado a crédito con el trabajo que tenía "en la
Municipalidad, sección veterinaria". Es la misma casa que
hipotecó para editar la obra "Interrupciones", de Juan
Gelman. Esto quizá sirva para describir en pocas palabras lo
que Mangieri siente por la literatura. |
Su primera publicación fue
la "La Rosa Blindada",
revista político cultural
que se encargó de dar a
conocer textos
revolucionarios de autores
chinos, vietnamitas y
cubanos. Afiliado al partido
Comunista, es
paradójicamente expulsado de
él por sus publicaciones.
Onganía clausuró su
editorial, "La Rosa Blindada" y después Levingston se
encargó de quemar miles de sus libros.
Con el advenimiento de
la dictadura manda a su familia a Cipolletti y a su hijo a
Bariloche. Él se exilia en la casa de una tía, obrera
fosforera, en Parque Patricios.
Con la llegada de la
democracia, Mangieri retoma su trabajo literario dirigiendo
la editorial "Libros de Tierra Firme".
Fue declarado Ciudadano
Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en el 2007 a raíz de un
proyecto presentado por los legisladores Teresa de Anchorena,
Liliana Parada, Chango Farias Gómez, Héctor Bidonde, Pablo
Failde, Enrique Olivera, y Guillermo Smith de los bloques
"Alternativa por una República de Iguales", "Frente para la
Victoria" y "Del Sur".
La Ley 2251
sancionada el 14 de diciembre de 2006 y promulgada el 16 de
enero del 2007 enuncia:
Art. 1:
Declárese Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires
Buenos Aires al editor y poeta José Luis Mangieri.
Fundamentos:
José Luis Mangieri, a
lo largo de más de cincuenta años, se dedicó a la
publicación de libros, a su difusión y a tejer una compleja
trama de relaciones, que comprende a no menos de cinco
generaciones de escritores y artistas argentinos, y a otras
tantas generaciones de lectores.
En el lapso antes
mencionado, Mangieri publicó más de 800 títulos originales
en las tres principales editoriales que dirigió (La Rosa
Blindada, Ediciones Caldén y Libros de Tierra Firme), muchos
de los cuales corresponden a los más importantes escritores
argentinos y de otros países y lenguas del siglo XX. Hizo
todo eso sin apoyos empresarios ni subsidios estatales y, en
más de una oportunidad, hipotecando su casa para conseguir
los recursos necesarios. Por otro lado, buena parte de esa
producción la donó a las personas e instituciones que creyó
más la necesitaban.
En el terreno de lo que
hoy se entiende como “gestión cultural”, su labor, de
naturaleza informal, sirvió para vincular a intelectuales y
artistas que difícilmente podrían haberse encontrado de no
mediar la labor de Mangieri, restableciendo los lazos que
las distintas dictaduras habían cortado y reponiendo los
eslabones allí donde faltaran. En ese sentido, su trabajo
ayudó a que la obra de muchos grandes escritores, músicos y
plásticos de los años sesenta no fuera olvidada por las
nuevas generaciones y, a la vez, a que éstas encontraran en
él un referente y un activo difusor de su labor.
En todo momento, y sin
inútil ostentación, Mangieri dio muestras de una coherencia,
integridad y generosidad extraordinarias. Jamás sacó
provecho alguno ni de sus propios éxitos ni de los ajenos, y
siempre se reservó un discreto segundo plano, incluso cuando
fue el corazón de numerosos proyectos culturales de primer
nivel. El mismo lo repite siempre: "hay que ser modesto por
necesidad".
A lo largo del tiempo
dio enormes pruebas de solidaridad en diversos campos,
destacándose su labor casi secreta a favor de distintas
organizaciones de derechos humanos de Buenos Aires y del
interior del país. Asimismo ejerció una personal forma de
docencia, acercando su gran experiencia en el terreno
cultural a diversos sindicatos y organizaciones obreras.
A modo de presentación,
corresponde señalar que este viejo porteño nació en Buenos
Aires en 1924 y se crió en un conventillo de Parque
Patricios, pasando buena parte de su adolescencia en
Floresta, barrio en el que vive hasta hoy. Durante sus años
en la escuela “Justo José de Urquiza”, de Flores comenzó a
interesarse por la poesía. En 1947, luego de estudiar dos
años de odontología, realizó el servicio militar y partió a
Bariloche, donde vivió durante algunos años ganándose la
vida como pintor de brocha A su regreso a Buenos Aires,
ingresó al Partido Comunista en 1953. Trabajó como
coordinador de la revista del Instituto Argentino-Ruso hasta
1959. Tras su paso por Eudeba, Mangieri creó en 1962 la
editorial Ediciones Horizonte, que luego tomó el nombre
definitivo de “La Rosa Blindada”, en homenaje al libro
homónimo de Raúl González Tuñón. La revista de igual nombre,
cuyo comité editorial integraban Juan Gelman, Andrés Rivera,
Norma Aleandro, Juan “Tata” Cedrón, Javier Villafañe,
Roberto Cossa, Octavio Getino y Estela Canto, ganó la calle
en octubre de 1964 y fue clausurada por el gobierno de facto
de Juan Carlos Onganía en setiembre de 1966. La editorial
homónima publicó libros de autores nóveles y consagrados y
editó discos con las voces de Pablo Neruda, Julio Cortázar y
Nicolás Guillén, Yves Montand, Bertol Brecht, etc. En 1964,
Mangieri, junto con Juan “Tata” Cedrón abrió el local Gotán,
por el que pasaron, entre otros, Astor Piazzolla, Eduardo
Rovira, el Cuarteto Cedrón, Steve Lacy y la Porteña Jazz
Band, entre otros, así como dramaturgos y actores, entre los
que sobresalen Roberto Cossa, Héctor Alterio, Federico Luppi,
Luis Brandoni y Rudy Chernicof.
Mangieri combinó su
vocación por las letras con el compromiso político,
editando, además de poesía, ficción, teatro y ensayo, y
textos políticos, entre los que destacan los de Antonio
Gramsci, Vo Nguyen Giap, Ho Chi Minh, Mao Zedong y Ernesto
Guevara, entre muchos otros. Con tales antecedentes, la
última dictadura militar lo obligó a interrumpir su
actividad. Pese al peligro que corría, Mangieri decidió no
exiliarse y permaneció en Buenos Aires, donde albergó a
militantes perseguidos, ayudándolos a escapar de una muerte
segura. Algo después, obligado por las circunstancias, él
mismo tuvo que esconderse durante varios años hasta que las
condiciones fueron más favorables.
A comienzos de los años
80, Mangieri retomó su labor con la editorial Libros de
Tierra Firme, y desde la colección Todos Bailan difundió a
grandes poetas de generaciones pasadas y presentes. Entre
otros nombres, pueden mencionarse los de Raúl Gustavo
Aguirre, Leopoldo Marechal, Juan Gelman, Francisco Madariaga,
Raúl Gustavo Aguirre, Leonidas Lamborghini, Juana Bignozzi,
Joaquín Giannuzzi, Diana Bellessi, Jorge Aulicino, Daniel
Freidemberg, Jorge García Sabal, Irene Gruss, entre los que
integran un catálogo que ya supera los 350 títulos. También
se dedicó a través de la colección Personae a la difusión de
grandes autores contemporáneos de otras latitudes. En esta
perspectiva pueden frecuentarse sus antologías de la poesía
francesa, irlandesa, catalana y colombiana contemporáneas,
así como los numerosos autores chilenos, venezolanos,
franceses y españoles publicados en los últimos años.
El editor y el
militante de raza retomó también su vieja pasión por la
política, con el remozado sello editorial La Rosa Blindada
publicó textos de y sobre John William Cooke, Rodolfo Walsh,
el “Cordobazo”, la huelga general del ´36, las memorias de
un sindicalista ferroviario, etc.
Hasta el momento de su
muerte (ocurrida a los 83 años) Mangieri
siguió trabajando con el mismo empeño de siempre. Tanto los
intelectuales de todas las tendencias y posiciones
ideológicas, así como los artistas más vanguardistas o
tradicionales lo respetaron por su integridad moral y por su
coherencia. A su vez, los jóvenes buscaron su consejo e,
igualmente, un ejemplo con el cual medirse.