Bandera de la Ciudad de Buenos Aires

Kiosco de La Floresta y Locomotora La Porteña

  Escudo de Floresta

Floresta: nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288

REFLEXIONES DE UN VECINO EN EL EXILIO

Hambre de Patria

24/03/2008 - Quizá en ocasiones como esta, en un día especial como el que hoy conmemoramos, valga la pena escuchar la voz de un florestino que desde la lejanía de su exilio sueco nos piensa a la distancia. Rafael "Grillo" Videla Monberg nos escribe con emoción sobre su barrio y su ciudad, sobre los hechos que lo marcaron, sobre el dolor convertido en palabra, sobre un abrazo que a la distancia nos engloba. Asi pasan por su pluma sus recuerdos escolares, los héroes, el pueblo, la lucha, los represores, los reprimidos, la fuerza, la decisión, la desgracia, las heridas y la determinación de un "nunca más" que brota entre líneas a la vuelta de cada frase.

Despegado del olor a tráfico, sin ondear mi bandera, desterrado, sin el sabor blanco celeste…

En medio del polvaredal, unas lágrimas estériles. Desde el carnaval del exilio brotan en cascada, con gusto a zambas, a la Marcha de San Lorenzo…, a nuestra tierra que no puede bailar conmigo, que está lejos, muy lejos...

Y mi bandera, nuestra bandera, que todos entre todos festejan con sus azules y blancos en las escuelas que ya no son mías…

Los hijos ya con hijos y nueras, los once nietos, ni el amor absoluto de mi esposa, ni mis casi setenta años que a veces despotrica contra argentinos militares, eclesiásticos, políticos, periodistas, todo lo bueno y lo malo en el rejunte... todo no lo puedo festejar. Falta el asado con los amigos, la estación del Sarmiento que tomaba para Once y a veces a Ramos Mejía... El tranvía 1 y 2 al que le poníamos un clavo grande en las vías para aplastarlo y hacer con ella la base de la suspensión de unos autitos de plásticos...

Ahora mis hijos, nietos, nueras hablan otro idioma dónde no cabe mi bandera, ni mis mártires, ni mis malos, mucho menos el mate cebado con espumita acompañado con facturas... ¿Seguirá la panadería Sierra casi en la esquina con Lacarra?.

El día de la bandera como el del aniversario del golpe militar no es un día cualquiera para el exilio. Lloro como antes, como los primeros rapidísimos 19 años…, lloro mocos pa`dentro, suspirando frente al río Paraná, al Bermejo, al Mendoza, al Río Negro…, a mi barrio Floresta uno de los cien que Alberto Castillo les cantara... Y las guitarras patria con sus granaderos y montoneros, con Evita mirándonos las alpargatitas gastadas…, y el “adiós muchachos compañeros de mi vida…. me toca a mi hoy emprender la retirada…, contra el destino nadie la talla…”

Pegadito al cine Gran Rivadavia, una mañana salimos al balcón de nuestro segundo piso ascensor... Debajo nuestro Blicamcepero, la mueblería rústica, y arriba nuestro ¡aviones a baja altura!. Pasaron en vuelos rasantes y nos emocionó ver tan cerquita las alas de la patria... Pronto la calle se llenó de curiosos, todos oteando el cielo para ver primero que otros a nuestros aviones a chorro. ¡Qué emoción! Algunos, con sus hijos señalaban a los pilotos y como si nos pudiesen ver les saludábamos. Faltaron las banderitas patrias y la fiesta estaba servida. Pero para otros vecinos el desfile aéreo les indigestaría tanto como a nuestra historia, esa que nos decía “...jamás ondeó en el carro de ningún vencedor de la tierra”. Una maravilla su velocidad. ¿Pasarían los Pulqui I y II? Los perdíamos rápidamente de vista. Unos cuantos barrios más allá siguiendo la línea de la calle más larga del mundo la formación atronaba uno tras otros...

No supe nunca qué de cierto tendría la Avenida Rivadavia que se prolongaba por la ruta 9 y ésta sí que llegaba lejos, más lejos que un conejo, hasta Mendoza ciudad no paraba... Los aviones tampoco paraban, en tierra los primeros blindados y algunos camiones militares con soldaditos de uniforme de combate y unas extrañas pintadas de negro a brocha apurada en sus flancos. Los aviones también lucían las mismas pintadas. Los aviones Gloster Meteor que había comprado la presidencia de Juan Domingo Perón para modernizar nuestra flota armada y amada, pasarían dejando atrás a Lacarra y Nazca con su Cine Felix, luego con estruendo de turbinas a pleno sobrevolarían la Plaza de Flores, y siempre continuando el derrotero del tranvía a Primera Junta dónde nacía y moría el subte.

Las alas nacionales, con esbeltez directa al llegar a Congreso comenzaban a disparar balas enormes antiaéreas, y descargaban sus bombas. Todas ellas terminarían sus ideales mortales sobre los vecinos de tantos y tantos barrios que estaban congregados en la Plaza de Mayo con sus críos y banderitas... Sembraron muerte y descargaron odios que perduran a pesar del tiempo, porque el odio en nuestra patria y en nuestros barrios ha gozado de impunidad.

Esa tarde, enterados de la masacre, papá, un conservador "antiperonio" a muerte, nos llevó a la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria para rezar por los muertos civiles, indefensos cristianos..., papá lloró amargamente y por primera vez escucharía decir a alguien “¿dónde está Dios?”. El padre Francalancia no supo darnos razones valederas cuando ese domingo concurrimos a las reuniones de la Acción Católica Argentina... dejo entrever que había que rezar por las almas de los difuntos y dejó escapar un “algo habrán echo...”

Éramos un embrión de lo que fue Tacuara, un antecesor a Montoneros... Era cadete del Liceo Militar Gral. San Martín por aquel entonces, y me puse el uniforme pretendiendo que los avezados pilotos me distinguieran. Con Rimoldi y Mármora seguimos de compañeros, de la escuelita primaria al Liceo... compañeros egresados de la escuela primaria de Ramón L. Falcón, esa que esta entre Lacarra y Bolaños, a la vuelta de casa. Recuerdo al Gordo Tabachi, a los mellizos del "Rey de los Botones", a los mellizos Fernández..., al maestro Bernandelli que nos enseñara los rudimentos de la justicia jugando en sus clases a representar un juicio con abogados defensores y acusadores, fiscales y jueces..., nos metió el bichito de la justicia y desde allí la buscamos a toda costa...

Recuerdo que entonces el maestro estudiaba derecho y era peronista. Y en el primer patio de nuestra escuela, para varones solamente, la de las niñas estaba enfrente más tirando a Bolaños, la bandera con su abanderado nos vio emocionarnos con el Febo Asoma o Azul un ala del color del cieloooo... A veces fui abanderado y estuve en el cuadro de honor, otro año, el sexto y último me eligieron el mejor compañero. El día de mi bandera que es también de quienes nos secuestraron apenas imberbes, con los primeros hijos, con las ilusiones de una caricia universal, un suspiro de vida con sobrado amor cívico… y el día de la Bandera, el de los otros y la mía es hoy una rosa que engalana pero sangran sus espinas y los nidos escamoteados… y las noches de los alaridos… y los que ahora como Pilatos hacen oídos sordos al “váyansen todos”… y sin consuelo en el día de mi celeste, blanca y sol, sin nada de consuelo extraño a la patria… y como luciérnagas sin luz lloro, lloro sin consuelo...

OH patria dentro de mi alma, con pasado y presente… yo sin futuro de asados ni siquiera de combate frente a ricachones fascistas que quieren seguir golpeando dónde duele, en la impudicia… OH patria, desmantelada y vuelta a levantarse y la zancadilla renovada por los mismos, volviendo a tu pasado y ni siquiera me recuerdas patria que te amo y con tu himno, mi himno, te juro amor, fidelidad y saber por tu causa con gloria morir. Pero en el exilio ni eso, solo lloros inmortales con el grito sagrado Libertad Libertad y los niñitos secuestrados ya hechos hombres y mujeres escamoteadas a vivir con sus padres y abuelos verdaderos… al gran pueblo argentino salud, al gran pueblo argentino salud… y los libres del mundo responden ¿?... y los laureles ya no eternos, mucho por conseguir… OH JUREMOS CON GLORIA MORIR…. Y LLORO MUCHO Malvinas, Belgrano, crucero escorado en el fondo marino de nuestro océano vendido a postores petroleros, renacidos por mis lágrimas que debo compartir aunque estén compatriotas de gloria festejo y consumo, que ganó Boca y su presidente es una escupida pa´rriba que fue votado por mucho porteños equivocados de enemigos… día del Padre y día de la bandera y día de la madre y día del amigo y día del golpe y días que pasan lejos intentando no alejarse... pero los días exiliados echan raíces y te pialan pa`siempre… nuestra bandera ensangrentada por el absurdo CIA y no tengo consuelo en la soledad de la lejanía, hablando con sangre nacional sin remedio avejentada en tierra ajena.

OH, por Dios que hice todo lo que pude, perdona el camino que encuentras ahora intentando refundarte a pesar de los Pilatos lava manos propias y ajenas… y mis lágrimas estarán en la magia de tu presencia.

Rafael “Grillo” (Videla) Monberg
rafaelvidela@hotmail.com

Especial para La Floresta
Suecia, 19/03/2008

NdR: Rafael Monberg fue envestido por las "Abuelas" con el título honorario de "Abuelo de Plaza de Mayo". Junto a su esposa sufrió el secuestro, la tortura y la apropiación de una hija nacida en cautiverio a la cual nunca más volvieron a ver.

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29 de Agosto
Día del Barrio de
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FLORESTA
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