REFLEXIONES DE
UN VECINO EN EL EXILIO
Hambre de
Patria
24/03/2008
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Quizá en ocasiones como
esta, en un día especial como el que hoy conmemoramos, valga
la pena escuchar la voz de un florestino que desde la
lejanía de su exilio sueco nos piensa a la distancia. Rafael
"Grillo" Videla Monberg nos escribe con emoción sobre su
barrio y su ciudad, sobre los hechos que lo marcaron, sobre
el dolor convertido en palabra, sobre un abrazo que a la
distancia nos engloba. Asi pasan por su pluma sus recuerdos
escolares, los héroes, el pueblo, la lucha, los represores,
los reprimidos, la fuerza, la decisión, la desgracia, las
heridas y la determinación de un "nunca más" que brota entre
líneas a la vuelta de cada frase.
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Despegado del
olor a tráfico, sin ondear mi bandera, desterrado, sin el
sabor blanco celeste…
En medio del
polvaredal, unas lágrimas estériles. Desde el carnaval del
exilio brotan en cascada, con gusto a zambas, a la Marcha de
San Lorenzo…, a nuestra tierra que no puede bailar conmigo,
que está lejos, muy lejos... |
Y mi bandera, nuestra
bandera, que todos entre todos festejan con sus azules y
blancos en las escuelas que ya no son mías…
Los hijos ya con hijos
y nueras, los once nietos, ni el amor absoluto de mi esposa,
ni mis casi setenta años que a veces despotrica contra
argentinos militares, eclesiásticos, políticos, periodistas,
todo lo bueno y lo malo en el rejunte... todo no lo puedo
festejar. Falta el asado con los amigos, la estación del
Sarmiento que tomaba para Once y a veces a Ramos Mejía... El
tranvía 1 y 2 al que le poníamos un clavo grande en las vías
para aplastarlo y hacer con ella la base de la suspensión de
unos autitos de plásticos...
Ahora mis hijos,
nietos, nueras hablan otro idioma dónde no cabe mi bandera,
ni mis mártires, ni mis malos, mucho menos el mate cebado
con espumita acompañado con facturas... ¿Seguirá la
panadería Sierra casi en la esquina con Lacarra?.
El día de la bandera
como el del aniversario del golpe militar no es un día
cualquiera para el exilio. Lloro como antes, como los
primeros rapidísimos 19 años…, lloro mocos pa`dentro,
suspirando frente al río Paraná, al Bermejo, al Mendoza, al
Río Negro…, a mi barrio Floresta uno de los cien que Alberto
Castillo les cantara... Y las guitarras patria con sus
granaderos y montoneros, con Evita mirándonos las
alpargatitas gastadas…, y el “adiós muchachos compañeros de
mi vida…. me toca a mi hoy emprender la retirada…, contra el
destino nadie la talla…”
Pegadito al cine Gran
Rivadavia, una mañana salimos al balcón de nuestro segundo
piso ascensor... Debajo nuestro Blicamcepero, la mueblería
rústica, y arriba nuestro ¡aviones a baja altura!. Pasaron
en vuelos rasantes y nos emocionó ver tan cerquita las alas
de la patria... Pronto la calle se llenó de curiosos, todos
oteando el cielo para ver primero que otros a nuestros
aviones a chorro. ¡Qué emoción! Algunos, con sus hijos
señalaban a los pilotos y como si nos pudiesen ver les
saludábamos. Faltaron las banderitas patrias y la fiesta
estaba servida. Pero para otros vecinos el desfile aéreo les
indigestaría tanto como a nuestra historia, esa que nos
decía “...jamás ondeó en el carro de ningún vencedor de la
tierra”. Una maravilla su velocidad. ¿Pasarían los Pulqui I
y II? Los perdíamos rápidamente de vista. Unos cuantos
barrios más allá siguiendo la línea de la calle más larga
del mundo la formación atronaba uno tras otros...
No supe nunca qué de
cierto tendría la Avenida Rivadavia que se prolongaba por la
ruta 9 y ésta sí que llegaba lejos, más lejos que un conejo,
hasta Mendoza ciudad no paraba... Los aviones tampoco
paraban, en tierra los primeros blindados y algunos camiones
militares con soldaditos de uniforme de combate y unas
extrañas pintadas de negro a brocha apurada en sus flancos.
Los aviones también lucían las mismas pintadas. Los aviones
Gloster Meteor que había comprado la presidencia de Juan
Domingo Perón para modernizar nuestra flota armada y amada,
pasarían dejando atrás a Lacarra y Nazca con su Cine Felix,
luego con estruendo de turbinas a pleno sobrevolarían la
Plaza de Flores, y siempre continuando el derrotero del
tranvía a Primera Junta dónde nacía y moría el subte.
Las alas nacionales,
con esbeltez directa al llegar a Congreso comenzaban a
disparar balas enormes antiaéreas, y descargaban sus bombas.
Todas ellas terminarían sus ideales mortales sobre los
vecinos de tantos y tantos barrios que estaban congregados
en la Plaza de Mayo con sus críos y banderitas... Sembraron
muerte y descargaron odios que perduran a pesar del tiempo,
porque el odio en nuestra patria y en nuestros barrios ha
gozado de impunidad.
Esa tarde, enterados de
la masacre, papá, un conservador "antiperonio" a muerte, nos
llevó a la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria para
rezar por los muertos civiles, indefensos cristianos...,
papá lloró amargamente y por primera vez escucharía decir a
alguien “¿dónde está Dios?”. El padre Francalancia no supo
darnos razones valederas cuando ese domingo concurrimos a
las reuniones de la Acción Católica Argentina... dejo
entrever que había que rezar por las almas de los difuntos y
dejó escapar un “algo habrán echo...”
Éramos un embrión de lo
que fue Tacuara, un antecesor a Montoneros... Era cadete del
Liceo Militar Gral. San Martín por aquel entonces, y me puse
el uniforme pretendiendo que los avezados pilotos me
distinguieran. Con Rimoldi y Mármora seguimos de compañeros,
de la escuelita primaria al Liceo... compañeros egresados de
la escuela primaria de Ramón L. Falcón, esa que esta entre
Lacarra y Bolaños, a la vuelta de casa. Recuerdo al Gordo
Tabachi, a los mellizos del "Rey de los Botones", a los
mellizos Fernández..., al maestro Bernandelli que nos
enseñara los rudimentos de la justicia jugando en sus clases
a representar un juicio con abogados defensores y
acusadores, fiscales y jueces..., nos metió el bichito de la
justicia y desde allí la buscamos a toda costa...
Recuerdo que entonces
el maestro estudiaba derecho y era peronista. Y en el primer
patio de nuestra escuela, para varones solamente, la de las
niñas estaba enfrente más tirando a Bolaños, la bandera con
su abanderado nos vio emocionarnos con el Febo Asoma o Azul
un ala del color del cieloooo... A veces fui abanderado y
estuve en el cuadro de honor, otro año, el sexto y último me
eligieron el mejor compañero. El día de mi bandera que es
también de quienes nos secuestraron apenas imberbes, con los
primeros hijos, con las ilusiones de una caricia universal,
un suspiro de vida con sobrado amor cívico… y el día de la
Bandera, el de los otros y la mía es hoy una rosa que
engalana pero sangran sus espinas y los nidos escamoteados…
y las noches de los alaridos… y los que ahora como Pilatos
hacen oídos sordos al “váyansen todos”… y sin consuelo en el
día de mi celeste, blanca y sol, sin nada de consuelo
extraño a la patria… y como luciérnagas sin luz lloro, lloro
sin consuelo...
OH patria dentro de mi
alma, con pasado y presente… yo sin futuro de asados ni
siquiera de combate frente a ricachones fascistas que
quieren seguir golpeando dónde duele, en la impudicia… OH
patria, desmantelada y vuelta a levantarse y la zancadilla
renovada por los mismos, volviendo a tu pasado y ni siquiera
me recuerdas patria que te amo y con tu himno, mi himno, te
juro amor, fidelidad y saber por tu causa con gloria morir.
Pero en el exilio ni eso, solo lloros inmortales con el
grito sagrado Libertad Libertad y los niñitos secuestrados
ya hechos hombres y mujeres escamoteadas a vivir con sus
padres y abuelos verdaderos… al gran pueblo argentino salud,
al gran pueblo argentino salud… y los libres del mundo
responden ¿?... y los laureles ya no eternos, mucho por
conseguir… OH JUREMOS CON GLORIA MORIR…. Y LLORO MUCHO
Malvinas, Belgrano, crucero escorado en el fondo marino de
nuestro océano vendido a postores petroleros, renacidos por
mis lágrimas que debo compartir aunque estén compatriotas de
gloria festejo y consumo, que ganó Boca y su presidente es
una escupida pa´rriba que fue votado por mucho porteños
equivocados de enemigos… día del Padre y día de la bandera y
día de la madre y día del amigo y día del golpe y días que
pasan lejos intentando no alejarse... pero los días
exiliados echan raíces y te pialan pa`siempre… nuestra
bandera ensangrentada por el absurdo CIA y no tengo consuelo
en la soledad de la lejanía, hablando con sangre nacional
sin remedio avejentada en tierra ajena.
OH, por Dios que hice
todo lo que pude, perdona el camino que encuentras ahora
intentando refundarte a pesar de los Pilatos lava manos
propias y ajenas… y mis lágrimas estarán en la magia de tu
presencia.
Rafael
“Grillo” (Videla) Monberg
rafaelvidela@hotmail.com
Especial para
La Floresta
Suecia, 19/03/2008
NdR: Rafael
Monberg fue envestido por las "Abuelas" con el título
honorario de "Abuelo de Plaza de Mayo". Junto a su esposa
sufrió el secuestro, la tortura y la apropiación de una hija
nacida en cautiverio a la cual nunca más volvieron a ver.