UN PROYECTO
ANULARÍA LA RESPONSABILIDAD DE LAS GRANDES MARCAS
Una ley que
favorece la esclavitud
27/08/2008
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Un proyecto de ley que reformaría la legislación laboral en
lo atinente al "trabajo a domicilio"
podría causar un
efecto contrario al "teóricamente" buscado.
Mientras el
Gobierno Nacional anunció que la reforma es “una medida para
terminar con el trabajo esclavo”, desde la ONG "La Alameda"
aseguran que la propuesta gubernamental multiplicará los
talleres clandestinos y garantizará la “impunidad de las
marcas”. Según la legislación actual, "las marcas" son
responsables de los talleres donde se realiza la producción,
aunque esta se encuentre "tercerizada".
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“Con el falso argumento de
que la ley 12.713 es
obsoleta y que por ello
habría tantos talleres
clandestinos, se pretende
llevar adelante una reforma
que no sólo multiplicará los
talleres clandestinos sino
también garantizará la
impunidad de las marcas”,
señaló Gustavo Vera vocero y
referente de la fundación La
Alameda. |
“Hoy, en Europa y en Estados Unidos
se buscan reformas a las leyes que tengan una visión
integral de las cadenas de producción, como la tiene la
actual ley argentina”, agregó Vera, quien a la vez sostuvo
que fue la falta de vigilancia y cumplimiento de la ley de
trabajo a domicilio y no su antigüedad, la que permitió la
proliferación de talleres clandestinos, la trata y el
tráfico de personas y el trabajo esclavo.
Para Vera, el
nuevo proyecto causará un aumento en el número de talleres
clandestinos, ya que, en la ley vigente, el tallerista tiene
un doble carácter, como patrón de los costureros y empleado
de las marcas. Por lo tanto, actualmente en cada taller, las
marcas son doblemente responsables, tanto en lo atinente a
las condiciones laborales como en lo referente a la
situación penal.
Según Vera,
esa doble responsabilidad de las marcas, que no está
contemplada en el Proyecto que el Ejecutivo tiene previsto
enviar al Congreso, es esencial para asegurar mejores
condiciones laborales. La madre del trabajo esclavo es,
justamente, la fijación unilateral de precios por parte de
los fabricantes. “Por cada 100 pesos que sale una prenda, el
tallerista recibe 3,25 y el costurero 1,89, quedando el
grueso de la ganancia para los fabricantes”, explicó Vera.
De esta manera, el fabricante explota al tallerista, pero
además, en el mismo acto, lo convierte en explotador de los
costureros. “Todo eso deriva en la superexplotación en
condiciones indignas de los trabajadores y en los casos
extremos, en la esclavitud lisa y llana”, afirmó.
En un
comunicado dado a conocer ayer por La Alameda y la Unión de
Trabajadores Costureros señalaron: “En lugar de avanzar
hacia mayores y mejores mecanismos de coordinación económica
por parte del Estado, el proyecto del Gobierno desregula la
relación entre talleristas y fabricantes, al convertir a los
talleristas en Pymes independientes de las marcas, dejando
impune a las marcas por los lugares que escoge para su
producción y a la vez desprotegiendo a los trabajadores que
deberán litigar en los fueros laborales con talleristas, en
su mayor parte, insolventes”.
El 10 de marzo
pasado, la ONG presentó un documento, en el
que se cuestionaba duramente el proyecto y se sugería
reforzar el poder de policía para hacer cumplir la
legislación vigente.
La Alameda,
integrada por especialistas en derechos humanos y laborales,
como Rodolfo Yanzón y Alejandro Pereyra, denunció penalmente
a 85 grandes marcas de ropa por basar su producción en
talleres clandestinos. En más de 40 denuncias los acompañó
el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Defensoría del
Pueblo.