Mauricio Silva nació en
Uruguay en 1925. Quizá haya
heredado de su padre la
aspiración de compartir su
vida con los más pobres, lo
cual se evidenció en su
trato desde su niñez
temprana. En 1942 ingresó en
la Congregación de los
Hermanos Salesianos del
Uruguay. Estudió teología y
fue ordenado sacerdote en la
Argentina en 1951.
Se dedicó a la Pastoral
Social en la diócesis de
Montevideo desde 1960 hasta
1970, cuando resolvió viajar
a la Argentina para ingresar
en la Fraternidad de los
Hermanos del Evangelio.
Con la firme voluntad de
servir a Cristo junto a los
más humildes instaló su
fraternidad en un
conventillo que compartía
con varias familias en la
ciudad de Buenos Aires,
mientras cumplía su sueño de
dedicarse al mundo de los
barrenderos; en 1973 recibió
su nombramiento por la
Dirección General de
Limpieza de la Municipalidad
de la Ciudad de Buenos
Aires.
Durante la dictadura militar
fue consciente del peligro
que corría por la represión
que había golpeado a
numerosos religiosos, pero
prefirió no viajar al
exterior por considerar que
esta era una opción de
privilegio.
A las 8.30 del 14 de junio
de 1977 fue subido a un
Falcon mientras limpiaba,
como todas las mañanas, en
la intersección de las
calles Magariños Cervantes y
Terrero (otras fuentes
mencionan que el hecho
ocurrió en Segurola al
1000). Algunos testimonios
afirman que fue llevado al
centro de detención El
Atlético y según rumores fue
posteriormente trasladado a
Campo de Mayo. Lo cierto es
que nunca más se supo de él.
Mauricio Silva, quien partía
todas la mañanas a realizar
sus tareas desde el viejo
corralón Municipal de Gaona
y Gualeguaychu, finalmente
logró el reconocimiento de
la ciudad cuando en el año
2003 la Legislatura porteña
votó la ley 1032, que
designa al 14 de junio como
el "Día del Barrrendero".