La agencia de noticias Télam
nos informa que cuatro
militares uruguayos
detenidos en ese país por
violaciones a los derechos
humanos fueron notificados
hoy del pedido de la
Justicia argentina para que
declaren sobre su actuación
en un centro clandestino que
funcionó en Buenos Aires
durante la última dictadura.
Se trata de José Gavazzo,
Ricardo Arab, Luis Maurente
y Ernesto Soca, quienes
fueron convocados por el
juez Julio Olivera Negrín
para notificarles el pedido
del magistrado argentino
Norberto Oyarbide.
Oyarbide había enviado el
pedido de extradición de los
militares uruguayos porque
los vincula con el ex
represor argentino Eduardo
Ruffo, un ex agente de la
Side, detenido el año
pasado, quien había
participado además en la
organización Triple A.
Oyarbide solicitó la medida
en el marco de la causa que
investiga la desaparición de
María Claudia García, nieta
del poeta Juan Gelman.
García fue secuestrada en
Buenos Aires en 1976 y
llevada al centro
clandestino de detención
conocido como Automotores
Orletti y luego trasladada a
Montevideo, donde nació su
hija.
Los cuatro militares
retirados tienen además
otros pedidos de extradición
librados por otros dos
jueces en la Argentina:
Guillermo Montenegro y
Daniel Rafecas, quienes
investigan delitos de lesa
humanidad durante la última
dictadura.
Por su parte, el portal "El
Comercio" de la localidad
bonaerense de Tigre, publicó
en su edición digital la
siguiente novedad:
Indemnizan a una abuela por
su nieta no nacida
La Corte Suprema reconoció a
una mujer, Elvira Berta
Sánchez, cuya hija Ana fue
asesinada durante el último
gobierno militar cuando
estaba embarazada, el
derecho a cobrar una
indemnización por la muerte
de su nieta, que no había
llegado a nacer.
El fallo de la Corte es el
primero en materia de
desaparecidos que alcanza a
un feto no nacido y abre la
puerta a los herederos de
mujeres embarazadas que
fueron secuestradas y cuyo
embarazo se vio frustrado.
Según un informa de la
organización Human Rights
Watch de 2001, más de 240
niños no nacidos corrieron
esa suerte.
La Justicia ya había
ordenado, hace tres años,
pagar una indemnización por
la muerte de la hija. Pero
ahora se le reconoce a la
abuela el derecho a otra
suma por la muerte de la
nieta.
Ana del Carmen Pérez fue
secuestrada en septiembre de
1976; estuvo secuestrada en
los centros de detención de
Automotores Orletti y Campo
de Mayo, y finalmente fue
asesinada con varios
disparos en el vientre
cuando su hija estaba por
nacer. Su cuerpo fue
arrojado a un canal de San
Fernando, en un tambor de
cemento.
Carlos Davis