Lo
producido por la empresa
apunta al mercado de la
seguridad y de las fuerzas
armadas. Los agentes y
militares pueden comprar en
Glidado pantalones, camisas,
gorras, corbatas, suéteres y
hasta los símbolos de tela
que marcan la jerarquía de
sus integrantes.
Glidado sólo tendría 5
agentes registrados, en
blanco, mientras que el
resto de sus trabajadores
estarían sometidos a un
régimen poco menos que
esclavista. Los operarios
trabajarían turnos de más de
12 horas con apenas un
descanso de 20 minutos para
almorzar.
Mario Tarqui es un costurero
boliviano que trabajó en la
empresa hasta hace unos
días, y que prestó su
testimonio para formalizar
la denuncia. Tarqui le contó
al periódico Página 12:
“Trabajamos de lunes a
viernes de 7 hs a 19 hs, y
los sábados de 7 hs a 14 hs.
Como nos pagan por hora, el
encargado nos presiona todo
el tiempo para que
produzcamos más. A la hora
del almuerzo, los dueños
tienen asignada a una chica
para que nos tome el pedido
a cada uno de nosotros. Ella
es la encargada de salir a
comprar la comida, para que
nosotros no perdamos tiempo
en eso. Una vez que llegan
los pedidos, tenemos veinte
minutos para comer. Cada uno
lo hace sobre su máquina, de
ahí no nos movemos”, relata.
Gustavo Vera, referente de
La Unión de Trabajadores
Costureros (UTC) que tiene
su sede en el Centro
Comunitario La Alameda
declaró que hicieron una
cámara oculta que demuestra
las irregularidades en los
talleres apuntados.
Carlos Davis