El ex comisarios está acusado por más 
                                                    de 155 casos de torturas y 
                                                    secuestros y desapariciones, Miara fue protagonista de 
                                                    una de las historias más 
                                                    trágicas, ya que arrebató 
                                                    unos gemelos recién nacidos 
                                                    a su madre detenida en uno 
                                                    de estos lugares y los 
                                                    inscribió como propios en 
                                                    febrero de 1977, sabiendo 
                                                    perfectamente el destino que 
                                                    habían corrido los padres de 
                                                    estos niños. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Al volver la democracia huyó 
                                                    a Paraguay con ambos, donde 
                                                    fueron detectados por las 
                                                    Abuelas de Plaza de Mayo. 
                                                    
                                                    
                                                    Los 
                                                    jóvenes hijos de Juan 
                                                    Enrique Reggiardo y María 
                                                    Rosa Ana Tolosa tuvieron 
                                                    muchas dificultades en el 
                                                    intento por retornar a su 
                                                    verdadera identidad. 
                                                    
                                                    
                                                    Durante 
                                                    estos dos últimos años se 
                                                    había apelado  la 
                                                    extradición de Miara, pero 
                                                    ahora la defensa del 
                                                    represor ya no podrá hacer 
                                                    nada más. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Fuente: La Jornada
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Miara y los mellizos 
                                                    
                                                    
                                                    Reggiardo
                                                    
                                                    
                                                    Juan 
                                                    Enrique y María Rosa tenían 
                                                    24 años. Estaban casados. 
                                                    Juan trabajaba y María Rosa 
                                                    estudiaba arquitectura. 
                                                    Cuando fue secuestrada, 
                                                    María Rosa estaba embarazada 
                                                    de seis meses. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    El 8 de 
                                                    febrero de 1977 un grupo de 
                                                    tareas secuestró de su casa 
                                                    de Florencio Varela a 
                                                    Antonia Oldani, madre de 
                                                    Enrique. En la mañana 
                                                    siguiente, Enrique fue 
                                                    sacado de la fábrica 
                                                    Hemigraf, de Lanús Este, 
                                                    donde trabajaba, por un 
                                                    grupo de hombres armados. 
                                                    Ese mismo día, María Rosa 
                                                    fue secuestrada mientras 
                                                    esperaba un colectivo en un 
                                                    lugar ubicado "entre Sarandí 
                                                    y Lanús. 
                                                    
                                                    
                                                    La 
                                                    pareja fue llevada al Centro 
                                                    Clandestino de Detención "La 
                                                    Cacha". Rosa fue sacada de 
                                                    "La Cacha" para dar a luz y 
                                                    llevada a la maternidad en 
                                                    la cárcel de Olmos. El 16 de 
                                                    mayo de 1977 dio a luz a 
                                                    mellizos: Gonzalo Javier y 
                                                    Matías Angel. María Rosa fue 
                                                    atendida por la médica 
                                                    partera María Hilda 
                                                    Delgadillo, quien denunció 
                                                    el parto ante el obispo de 
                                                    La Plata, Monseñor Plaza. 
                                                    Delgadillo y su esposo 
                                                    fueron 
                                                    detenidos-desaparecidos días 
                                                    después. María Rosa no fue 
                                                    devuelta a "La Cacha" y su 
                                                    destino se desconoce. Un 
                                                    guardia le informóa a Quique 
                                                    que habían tenido mellizos. 
                                                    Los niños fueron apropiados 
                                                    por el Subcomisario Samuel 
                                                    Miara y anotados como suyos. 
                                                    Enrique fue "trasladado".
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Al 
                                                    llegar la democracia Miara 
                                                    se fugó al Paraguay con los 
                                                    niños pero fue extraditado y 
                                                    los exámenes de ADN 
                                                    demostraron que eran los 
                                                    hijos de Juan Enrique y 
                                                    María Rosa. Aunque los 
                                                    mellizos fueron 
                                                    identificados en 1989. 
                                                    Recién en 1993, la Justicia 
                                                    les devolvió su identidad y 
                                                    fueron restituidos a su 
                                                    familia biológica. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Por 
                                                    intromisión de personas 
                                                    extrañas al caso y por la 
                                                    violenta campaña contra la 
                                                    restitución de la identidad 
                                                    a los menores desaparecidos 
                                                    desatada desde algunos 
                                                    medios de comunicación, la 
                                                    relación con la familia 
                                                    materna, que se estaba 
                                                    iniciando bien, fue 
                                                    entorpecida. Hasta alcanzar 
                                                    la mayoría de edad, los 
                                                    mellizos Gonzalo y Matías 
                                                    vivieron con una familia 
                                                    sustituta. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Actualmente mantienen 
                                                    contacto con la familia 
                                                    biológica y conocen la 
                                                    verdad de su historia.
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Sus 
                                                    padres permanecen 
                                                    desaparecidos. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Un mes 
                                                    y medio antes de los 
                                                    secuestros de María Rosa, su 
                                                    esposo y su suegra, el 20 de 
                                                    diciembre de 1976, un grupo 
                                                    de tareas había emboscado y 
                                                    asesinado en la esquina de 
                                                    35 y 10 de La Plata a 
                                                    Claudio Tolosa, hermano de 
                                                    la desaparecida. 
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    
                                                    Testimonio M. Mercedes 
                                                    Tolosa